Reseñas: Wilde, Yeats, Joyce, Beckett y las "conexiones dublinesas"

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Wilde, Yeats, Joyce y Beckett son cuatro de los apellidos más notables de la literatura mundial. Óscar, William, James y Samuel fueron cuatro escritores de personalidad única marcados por un punto de partida común que influyó en la forma en que percibieron el mundo y la época que les tocó vivir: los cuatro eran irlandeses, concretamente, los cuatro nacieron en Dublín. ¿Pudo influir eso en su estilo, en los temas que trataron a lo largo de su obra o en la forma en que lo hicieron? El crítico literario Rirchard Ellmann nos descubre en los cuatro ensayos de Cuatro dublineses (Tusquets, 2010) hasta qué punto la diosa Éire marcó la vida y hasta que punto fue dueña de los obsesiones, los miedos, las virtudes y las palabras de estos cuatro geniales autores.


“Cuatro dublineses” es una recopilación de ensayos transformados en conferencias. Los cuatro fueron pronunciados por Richard Ellmann en la Biblioteca del Congreso de EEUU, que las publicó como artículos independientes en la revista especializada New York Review of Books. Cronológicamente, la primera de ellas (dedicada a James Joyce) se pronunció en marzo 1982, la que tenía a Wilde como protagonista en marzo de 1983, la de Yeats en abril 1984 y finalmente la de Samuel Beckett en este mismo mes del año siguiente, es decir, en abril de 1985. Como acierto, en “Cuatro dublineses” los ensayos aparecen en el orden que corresponde a la biografía de sus autores, es decir, primero el de Óscar Wilde, después el de W.B Yeats, el tercer lugar el de James Joyce y por último el de Samuel Beckett. Por supuesto, ni que decir tiene que Richard Ellmann fue una de las personas que con mayor autoridad pudo analizar la relaciones tanto humanas como referenciales e inspiraciones que se establecieron entre estos cuatro monstruos literarios. De hecho Richard Ellmann es el autor de una de las biografías más importantes sobre James Joyce ( publicada en 1959 y reconocida con el National Book Award en 1960), de otra sobre Yeats ( del año 1947) y de otra sobre Wilde ( de 1987 y Premio Pulitzer en 1989, a título póstumo).

Cuatro dublineses con personalidades cautivadoras


Si hay una palabra para definir la personalidad de Wilde, Yeats, Joyce y Beckett esa es arrolladora. Cada uno a su manera supo extraer lo mejor y lo peor de la sociedad en la que vivió, desde la ávida y visceral crítica de Óscar Wilde a la ya decadente época victoriana a la obsesión más perpetua y símbolo de la desazón y el drama humano que era Maud Gonne (musa y amor de Yeats) pasando por el complejo método de construcción y experimentación al que se sometía James Joyce antes de ponerse a escribir para terminar con esa suma de los tres y de todo lo anterior en que convirtió Samuel Beckett. Curiosamente, en las biografías de los cuatro hay un momento en el que al menos dos de ellos llegaron a encontrarse e incluso a intercambiar opiniones. Respecto a eso, es destacable decir que cuando se pronunciaron estas conferencias Samuel Beckett todavía estaba vivo (murió en 1989, dos años después que Richard Ellmann) así que éste último fue una fuente primaria y no documental, pues la conferencia se basa en varias entrevistas y conversaciones que ambos (Ellmann y Beckett) mantuvieron. Eso “oscurece” levemente la globalidad y el sentido inicial de esta obra por un motivo: un testimonio de primera mano de Samuel Beckett es de valor indiscutible pero precisamente por eso también es más susceptible a la manipulación. Es decir, se sabe que Joyce y Beckett convivieron, que mantuvieron una relación estrecha de autor-secretario personal y que de todos los escritores jóvenes a los que Joyce conoció Beckett era el único al que el loco del parche negro tuvo en estima personal y literaria. Es decir, al ya maduro Joyce la gustaba el joven Beckett porque creía que tenía talento real, así se lo hizo saber y por eso le ayudó a abrirse camino en el complejo París literario de los años treinta. Pero eso deja en la sombra cuestiones que el tiempo todavía no ha aclarado como si ambos realizaron juntos la composición y escritura de la obra Finnegans Wake. Esta relación cara a cara de Ellmann y Beckett tampoco le permitió hablar de otra cuestión importante (a nivel biográfico que no literario) como es la relación entre Beckett y Lucía Joyce y cómo la existencia de ésta primero y la ausencia de la misma después condicionó la forma en que los dos escritores se comunicaron. No es que Samuel Beckett negara nunca haber tenido cierta relación afectiva con Lucía, no calificada nunca como sentimental o amorosa, pero es posible que ésta influyera mucho más de lo que él reconoció nunca en la forma en que Joyce le valoraba debido al extraño “poder” que Luchianna parecía tener en su progenitor. Independientemente de eso nadie puede negar que el autor de “Esperando a Godot” fue capaz de extraer lo mejor de los tres dublineses que le precedieron y hacerlo suyo.


Conexiones dublinesas


Richard Ellmann nos ofrece vinculaciones entre los cuatro dublineses que son harto desconcertantes y que precisamente por acercar a los cuatro autores los alejan todavía más. Aún así el hecho de presentar tales contradicciones no hace sino favorecer la creación y construcción mental de la singular personalidad de cada uno de estos escritores. Sobre los temas en los que se centran cada una de las conferencias, nada nuevo pero todo muy revelador: en Óscar Wilde prioriza el debate entre lo estético y lo místico (entre lo apolíneo y lo dionisíaco, podríamos decir) ; en W.B Yeats los protagonistas son el binomio vida lúgubre/ muerte heroica, y la relación sexo/edad que tantos quebraderos de cabeza le dio; en Joyce se deja ver en todo momento esa fina y escurridiza línea entre la locura y la razón que el dublinés llevó en su vida diaria y que le llevó a plasmar sus geniales monólogos interiores; y por último, en Samuel Beckett no podía haber otro protagonista que no fuera el pesimismo, bien desde un punto experimental, surrealista, absurdo o plasmado en la ruptura total de relaciones entre vida personal del autor y obra y viceversa.

Una lectura interesante, a fragmentos un poco compleja pero imprescindible para formarse una opinión completa sobr ela obra de estos cuatro dublineses

Y para terminar este post, a modo de conclusión, cuatro frases que no tienen desperdicio: 

Me gusta escucharme a mí mismo. Es uno de mis mayores placeres. A menudo mantengo largas conversaciones conmigo mismo, y soy tan inteligente que a veces no entiendo ni una palabra de lo que digo”. 
Óscar Wilde

El vino entra en la boca Y el amor entra en los ojos; esto es todo lo que en verdad conocemos antes de envejecer y morir. Así llevo el vaso a mi boca, y te miro, y suspiro”. W.B Yeats

La irresponsabilidad es parte del placer del arte. Es la parte que las escuelas no saben reconocer”. 
James Joyce

Empleo las palabras que me has enseñado. Si no significan nada, enséñame otras. O deja que me calle”. 
Samuel Beckett

Sinopsis: 

"Wilde y Joyce dejaron Dublín a los 20 años ; Yeats y Beckett, a los 22… ¿En qué, pues, la impronta de su formación irlandesa dejó huellas en su vida y en su obra ? Richard Ellmann, el gran crítico y biógrafo norteamericano, nos acerca como con un microscopio a episodios aparentemente anodinos y poco conocidos —en algún caso escabrosos, como en el de Joyce—, aunque cruciales, de la vida de cada uno de ellos para revelarnos en qué determinaron toda o parte de su obra y cómo, en la figura de Beckett, el más joven de los cuatro, convergen finalmente las "conexiones dublinesas"" 


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