Lecturas “porno”

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A pesar de que ambos contienen en el título la palabra “porno” muy poco tienen que ver tanto en forma como en fondo mis dos últimas lecturas: “Hombres salmonela en el planeta Porno” y “Porno”. El primero es una selección de cuentos oníricos que lleva la firma del escritor japonés Yasutaka Tsutsui mientras que el segundo es una novela que recoge la narrativa realista, cruda, sucia y perversa de Irvine Welsh. A ambos títulos se les supone (y con la lectura, se confirma) una visión completamente diferente de lo que es el porno.  Si lo que quieres es conocer a uno de los autores de ciencia ficción japoneses de la actualidad no debes dejar de leer el primero, que además de permitirte pasearte por ese extraño planeta Porno también te sumergirá en una serie de relatos donde la crítica y el humor negro conviven a partes iguales; si lo que te apetece es conocer las andanzas de aquellos jóvenes yonquis de Edimburgo que protagonizaron la reconocida Trainspotting debes leer su secuela, que por cierto no tiene nada que envidiar a su predecesora. 


Hombres salmonela en el planeta Porno ( Yasutaka Tsutsui, 2005)


En una entrevista del año 2007 Yasutaka Tsutsui hacía especial hincapié en la diferencia entre el humor de Tokio y el humor de Osaka. El primero, decía, nunca llega a la carcajada, es elegante e intenta escapar de las situaciones comprometidas; el segundo es más directo y dice las cosas con mucha claridad. Posiblemente Tsutsui no se identifique claramente con ninguno, a pesar de que él es oriundo de Osaka, aunque si tuviéramos que “etiquetarle” con uno u otro el humor de Tokio pierde por goleada. A pesar de eso, a pesar de la claridad de exposición, el humor de Yasutaka Tsutsui es muy sutil, tanto que aborda temas como la sexualidad o la violencia de una forma explícita pero rozando siempre la ciencia-ficción, lo que le permite decir lo que quiere sin que suene vulgar o fuera de tono.

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De este compendio de seis relatos (aunque Yasutaka Tsutsui  goza en su país de mucha popularidad y sus historias han sido adaptadas a multitud de historias manga es muy poca de la obra de este autor que se ha traducido al castellano) yo me quedaría claramente con tres: “Hombres salmonela en el planeta Porno” (el más extenso y que da nombre a la recopilación), “El bonsái Dabadaba” (donde una planta produce extraños sueños eróticos) y “El límite de la felicidad” (que representa un mundo globalizado en el sentido más amplio de la palabra). No es que los otros no sean interesantes pero con estos tres puedes entender perfectamente el universo del autor y su capacidad para controlar la ironía valorando la cantidad de recursos e influencias literarias y culturales, muchas de ellas occidentales, que se ponen de manifiesto en su trabajo. 

En definitiva la obra de Yasutaka Tsutsui es un ejemplo casi perfecto de cómo utilizar la “metaficción” para hacer una crítica tan velada como sugerente y fresca del mundo actual. Recomendable si te gusta el relato y quieres explorar nuevos autores. 

“Porno” (Irvine Welsh, 2002)



Fútbol, sexo y rock and roll. Perico, jaco, alcohol y barbitúricos. Renton, Begbie, Spud y Sick Boy. Seguro que si has leído “Trainspotting” o has visto su adaptación al cine (Danny Boyle, 1996) estos nombres te resultan familiares. 



La historia de “Trainspotting” transcurre a principios de los noventa del siglo pasado en los suburbios de Edimburgo. Allí, un grupo de jóvenes heroinómanos intenta sobrevivir a toda costa. No hay reglas, no hay tiempo: sólo hay que buscar dinero, dinero sucio a base de robos, de trapicheos y de dar palos para así poder pillar otro pico en casa de “la madre superiora”. Y alrededor de eso la vida, las familias destruidas, la muerte, la pérdida de la dignidad y el drama.  “Trainspotting” es punzante, desgarradora y visceral. ¿Quién puede olvidar la escena de Mark Renton buscando los supositorios perdidos entre la mierda de un baño público? ¿Quién no cerró siquiera un poco los ojos cuando el bebé muere y la solución del grupo ante ello es meterse un pico más cargado y más fuerte? Hay cientos de motivos para entender por qué este libro cautivó a cientos, miles, millones de lectores. Incluso se llegó a decir que merecía tener más ventas que la Biblia. Y lo cierto es que gracias a “Trainspotting” Irvine Welsh se hizo un nombre en el mundo de la literatura contemporánea. Se hizo un nombre, un hueco en los estantes de las librerías y también se adueñó de un estilo, esa jerga callejera y popular que demasiadas veces nos recuerda a Anthony Burgess y que ha marcado y definido su extensa y aclamada obra desde entonces.






“Trainspotting” no se quedó “ahí”. A pesar de que el escritor de Leith realizó otros proyectos las andanzas de los chicos de Edimburgo parecía perseguirle, y por eso, en 2002, escribió “Porno”, una secuela que contradice totalmente lo de que segundas partes nunca fueron buenas. Irvine Welsh recuperó en ella a sus personajes originales nueve años después de donde los había dejado: algunos más maduros, otros más perdidos, otros más yonquis. A cada cual lo que le tocaba. Sin embargo siguen siendo los mismos perros con collares apenas semicamuflados y caen en errores parecidos. La forma de contar la historia también sigue siendo igual de hiriente que siempre. 



La diferencias más notables entre “Trainspotting” y “Porno” son tres:

1-  el  protagonista ya no es Mark Renton, el pelirrojo narrador de la primera, sino Sick Boy, personaje con menos tirón pero que en la secuela toma la fuerza y el control de la trama. Aún así el relato se articula en varias voces.


2- los personajes femeninos apenas esbozados en “Trainspotting” son fundamentales en “Porno”.

3- puede que la trama original no sea especialmente potente pero lo cierto es que ubicar a los personajes viejos y nuevos alrededor de la industria del porno casero clandestina de Edimburgo sirve como calvo de cultivo perfecto para seguir hablando de drogas, sexo y violencia sin ningún tipo de cortapisa. 





Este mismo año Danny Boyle confirmó la adaptación al cine de “Porno” prevista para 2016 coincidiendo con el vigésimo aniversario del estreno de “Trainspotting”. Para este proyecto el director quería contar con el reparto original, que sin duda sería uno de los puntos fuertes de la producción.  De ser así en “Porno” no podrá faltar la música que hizo de “Trainspotting” una de las BSO más laureadas de la historia. Personalmente también tengo ganas de saber quién encarnará el personaje de Nikki Fuller-Smith, estudiante de cine que se convierte en uno de los ejes de “Porno”. De momento, yo tengo ya algunas apuestas, aunque prefiero esperar al estreno para comentar en este blog “Porno” dentro de la serie “Adaptaciones literarias: ¿mejor que la peli?”.

Y para acabar hacer mención a mi próxima lectura de Irvine Welsh: "Skagboys" (Alfaguara, 2014) que no es la tercera parte sino la precuela de “Trainspotting”. Puede tener su gracia. 






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