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Reseñas: Y los hipopótamos se cocieron en sus tanques

reseñas de libros_generación beat_burroughs y kerouac

«He oído rumores sobre ese libro. Todo el mundo querría pillar ese libro». Los jóvenes poetas Red Berrigan, Aram Saroyan y Duncan McNaughton expresaron así uno de sus deseos literarios más íntimos a Jack Kerouac durante una entrevista en octubre de 1967 . El libro al que hacían referencia era “Y los hipopótamos se cocieron en sus tanques” y llevaba escrito ya casi dos décadas. Aún así seguía siendo un libro fantasma, un manuscrito del que todo el mundo sabía su existencia pero que aún no había pasado por la imprenta. ¿El motivo? En él se contaban unos hechos que incluían un homicidio en el que se vieron implicados William S. Burroughs y el propio Jack Kerouac. En aquel otoño previo al verano del amor ambos escritores eran ya famosos, los abanderados de la llamada generación beat. Sin embargo los hechos que cuentan y el momento en el que los escribieron a cuatro manos (1944 y 1945) ocurrieron cuando Burroughs y Kerouac eran unos auténticos desconocidos. ¿Se trata entonces de una novela iniciática? ¿Qué valor literario puede atribuírsele? ¿Estamos ante el primer testimonio escrito de la beat generation o ante la crónica de un hecho puntual que desató una de las corrientes literarias más importantes del siglo XX?

[busco cyborg

Leyendo a muchos nuevos escritores me doy cuenta de que cada vez me apetece más vivir entre cyborg. Me refiero a Cyborgs de verdad, auténticos "organismos cibernéticos", a pachas entre lo biológico y lo mecánico. ¿Por qué? Por culpa de leer lo último de Tao Lin. Por culpa de leer Richard Yates. Por culpa de los de Alpha Decay. Las tres cosas son deprimentes. Básicamente. La verdad es que, viviendo dónde y cómo vivimos, no me cuesta imaginar auténticas hordas de jóvenes desamparados, nopertenecientes a ninguna tribu, a ninguna creencia, a ninguna patria. Jóvenes que podrían recargarse a sí mismos con el iPhone, que podrían realizar todo desde su teléfono, que podrían poner cómo dirección de residencia "estado del chat de Gmail". Lo mejor del libro, visto desde fuera de la vorágine tecnológica, la contextualización: año 2006. Época pre-digital, pre-facebook, pre-contemporánea. Los dos tortolitos que protagonizan la obra, por el contrario, son completamente atemporales. Estuvieron de moda cuando se escribían cartas en la II Guerra Mundial. Estarán de moda cuando lean sus mentes en el año 2050. El tiempo no pasa, los personajes no se consumen por culpa del reloj. No crecen. Están en todas las épocas.  Jóvenes, enamorados, comunes, pesimistas, oscuros, solitarios, mal vestidos...es decir, aproximadamente como un 80% de la población de entre 18 y 26 años. Altamente reconocibles en la escalera, en la biblioteca, tras la barra de un McDonalds. 

De Richard Yates me han cansado las conversaciones por Gmail, los nombres con apellido, la madre depresiva, la falta de sexo explícito, lo vegano...me ha cansado que hay cientos de chicos y chicas así, huyendo o adorando los Starbucks, odiando y amando a su oponente en el foro, consumiendo su vida frente a las pantallas líquidas. No ha servido de mucho que antes de comenzar la novela me empapara dos de Burroughs  por si las moscas....esto es mucho más sórdido porque es más real, es más cercano, es más aburrido, corresponde a más gente. Esa es la causa, precisamente, de que la novela te cautive. Por eso tienes que parar en todos los Bertal de la ciudad a leer un trocito. Por eso buscas desesperadamente una respuesta (¿será por eso que algunos comparan a Tao Lin con Kakfa?) 

Richard Yates me ha gustado porque realmente tiene las tres cualidades que definen a un joven nerd de hoy en día: abusa de lo tecnológico, es distante, y es realmente deprimente.
Me cansa el rollo vegano, me gusta Richard Yates
Brillante.

¿Os preguntáis quién es éste? Este es Tao Lin leyendo fragmentos de Richard Yates...

[lo que no es "queer"


Estoy abriendo “Queer”. Tiene las tapas azules, pocas páginas, letra grande. No tiene fotos pero, en general, de no ser por ese pequeño detalle,  tiene muy buena pinta. He leído la sinopsis trasera y tres palabras sobresalientes me han revelado la verdad: mortífera, sexuales y ayahuasca. Osea, muerte, sexo y drogas. Muchos pensáis lo mismo que yo ahora mismo. ¿Quién puede resistirse?

Aunque a algunos les asombre no me lo estoy leyendo en un bar, pese a que eso sea precisamente lo que me apetece cuando leo a Burroughs (este señor de la pistola), tomarme unas copas o pegarme un fiestón químico. Eso depende del día. El caso es que he comprado el libro para tenerlo en la estantería porque  siempre queda bien tener varios trabajos de un mismo autor y mi “Almuerzo desnudo” lleva demasiado tiempo cogiendo polvo a solas. Es broma. Acabo de adquirir este magnífico ejemplar low cost porque su autor me hipnotizó descubriéndome que los sueños no siempre son mentira y que las pesadillas pueden ser una realidad más que aceptable si sabemos como asimilarla, con mono o sin él.  Da igual que vivas en una sociedad imaginaria donde en los burdeles haya precisamente monos con tendencias homosexuales que devoran penes o donde el presidente sea un auténtico pornógrafo masturbador que se corre sobre sus ciudadanos. Se caga en la democracia. Vomita con su propia burocracia e intenta controlar la sociedad a base de mezclar semen, sexo, violencia, drogas, cucharillas sucias, jeringuillas, inútiles, babosos y, en general, escatología fisiológica y verbal.  El "Almuerzo desnudo", trasladado a la parrilla televisiva, bien podría ser la paja mental de un gurú de barrio callejero. Pero no. Se trata de un auténtico imaginario, una sàtira social, una lectura crítica. Aunque la verdad es que esa no era la intención del autor. La intención era ninguna. Garabatear. Aprovechar segundos de lucidez durante el mono. Y el resultado:  posiblemente uno des más experimentales y ofensivos de la generación beat. Lo han definido como viscoso, desagradable, pornográfico, grotesco o altamente educativo. Lo último es cierto, sobre todo en el prólogo de la novela, donde describen con todo lujo de detalles diversas drogas y sus efectos físicos. También reflexiona sobre una cura para todo tipo de drogas”. ¿Posible? Sí. ¿Eficaz? Más que probable. ¿Rentable? No, ni para gobiernos, ni para los camellos, ni para las clínicas. Pobres yonquis...

Además de los viajes que te pegas durante el libroy de la parte más didàctica del mismo, en este momento me quedo con esta frase del propio autor: el Almuerzo Desnudo consiguió unir a un público. Algunos se reunían para quemarlo. 

Y para hablar de Queer, para eso ya tendremos tiempo....