[lo que no es "queer"


Estoy abriendo “Queer”. Tiene las tapas azules, pocas páginas, letra grande. No tiene fotos pero, en general, de no ser por ese pequeño detalle,  tiene muy buena pinta. He leído la sinopsis trasera y tres palabras sobresalientes me han revelado la verdad: mortífera, sexuales y ayahuasca. Osea, muerte, sexo y drogas. Muchos pensáis lo mismo que yo ahora mismo. ¿Quién puede resistirse?

Aunque a algunos les asombre no me lo estoy leyendo en un bar, pese a que eso sea precisamente lo que me apetece cuando leo a Burroughs (este señor de la pistola), tomarme unas copas o pegarme un fiestón químico. Eso depende del día. El caso es que he comprado el libro para tenerlo en la estantería porque  siempre queda bien tener varios trabajos de un mismo autor y mi “Almuerzo desnudo” lleva demasiado tiempo cogiendo polvo a solas. Es broma. Acabo de adquirir este magnífico ejemplar low cost porque su autor me hipnotizó descubriéndome que los sueños no siempre son mentira y que las pesadillas pueden ser una realidad más que aceptable si sabemos como asimilarla, con mono o sin él.  Da igual que vivas en una sociedad imaginaria donde en los burdeles haya precisamente monos con tendencias homosexuales que devoran penes o donde el presidente sea un auténtico pornógrafo masturbador que se corre sobre sus ciudadanos. Se caga en la democracia. Vomita con su propia burocracia e intenta controlar la sociedad a base de mezclar semen, sexo, violencia, drogas, cucharillas sucias, jeringuillas, inútiles, babosos y, en general, escatología fisiológica y verbal.  El "Almuerzo desnudo", trasladado a la parrilla televisiva, bien podría ser la paja mental de un gurú de barrio callejero. Pero no. Se trata de un auténtico imaginario, una sàtira social, una lectura crítica. Aunque la verdad es que esa no era la intención del autor. La intención era ninguna. Garabatear. Aprovechar segundos de lucidez durante el mono. Y el resultado:  posiblemente uno des más experimentales y ofensivos de la generación beat. Lo han definido como viscoso, desagradable, pornográfico, grotesco o altamente educativo. Lo último es cierto, sobre todo en el prólogo de la novela, donde describen con todo lujo de detalles diversas drogas y sus efectos físicos. También reflexiona sobre una cura para todo tipo de drogas”. ¿Posible? Sí. ¿Eficaz? Más que probable. ¿Rentable? No, ni para gobiernos, ni para los camellos, ni para las clínicas. Pobres yonquis...

Además de los viajes que te pegas durante el libroy de la parte más didàctica del mismo, en este momento me quedo con esta frase del propio autor: el Almuerzo Desnudo consiguió unir a un público. Algunos se reunían para quemarlo. 

Y para hablar de Queer, para eso ya tendremos tiempo....


No hay comentarios: