La serie Biblioteca de la memoria de Anagrama acaba de publicar en España Una mariposa en la máquina de escribir. La vida trágica de John Kennedy Toole y la extraordinaria historia de “La conjura de los necios”, de Cory Maclauchlin. Se trata de la biografía más completa que existe del malogrado escritor sureño ( la mayoría de críticos consideran que Ignatius Rising: The Life of John Kennedy Toole – 2005- es una revisión llena de conjeturas que se sale de lo literario para centrarse en los aspectos más sensacionalistas de la vida de Toole) y es sin duda un libro clave para conocer a uno de los escritores estadounidenses del siglo XX que más expectación despierta.
Hace muy poco he visto True Detective, la conocida serie de la HBO cuya primera temporada está protagonizada por los actores Matthew McConaughey y Woody Harrelson. Gracias a ella y a su excelente fotografía he podido imaginarme con más precisión a John Kennedy Toole recorriendo los pantanosos paisajes de Lousiana en su último viaje, mientras huía de Nueva Orleans dirigiéndose a un destino que incluso él mismo desconocía entonces. Hablar de Toole, por norma general, es sinónimo de hablar de su trágica muerte y de su compleja personalidad construida bajo la atenta mirada de un madre posesiva y controladora y de un padre aquejado de una enfermedad mental degenerativa.
Según todas las fuentes en los últimos meses de su vida John Kennedy Toole cayó en una depresión a la que no supo encontrar salida. De alguna forma esto ha empeñado durante años su imagen, convertida en la del típico escritor atormentado y neurótico que obtiene el reconocimiento póstumamente, algo así como “un escritor maldito más”. En parte esto es cierto pero caer en esta calificación “evidente” nos de una visión demasiado pobre y simple de este autor. John Kennedy Toole era mucho más que eso. Era un hombre brillante, un cronista de su época y su ciudad natal y sus gentes, y un observador nato capaz de memorizar gestos y voces en apenas unos segundos. Intelectualmente estuvo por encima de la media desde la más tierna infancia y socialmente poseía unas aptitudes que le convertían en la mejor compañía. Dejó huella en todos los lugares por los que pasó y no precisamente la de un joven atormentado, sino más bien de todo lo contrario: alguien muy inteligente y fuera de serie.
También es cierto que fueron muy pocos los que le conocieron realmente. En el fondo John Kennedy Toole era una persona introvertida que se escondía bajo una máscara de caballerosidad sureña y fina ironía. También era una persona fiel, fiel a su madre, a sus orígenes y a su deseo de convertirse en escritor de ficción, un objetivo que le obsesionó prácticamente durante toda su vida. Pero Toole ansiaba, más que cualquier cosa, el prestigio, algo que le daría solvencia económica y reconocimiento académico y popular. En gran parte esa búsqueda desesperada y sin éxito es una de las claves de su fracaso y su ocaso personal.
Ignatius Reilly y Claude Flowers, dos necios de lo más desopilantes
John Kennedy Toole vivió en un momento de cambios sociales, políticos, culturales y literarios, en pleno apogeo de la generación beat. De hecho, era un admirador de Jack Kerouac. Su carrera como estudiante y profesor, dos ocupaciones que compaginó durante varios años a finales los años cincuenta y principios de los sesenta, se desarrolló entre Nueva York, Lafayette, Nueva Orleans y Puerto Rico. Fue precisamente en este último destino, al que fue enviado para hacer el servicio militar, donde se sintió contra todo pronóstico más a gusto y donde dio a luz La conjura de los necios. Para escribir su gran obra y crear el personaje de Ignatius Reilly Toole se inspiró en personas reales a las que había conocido a lo largo de su vida, especialmente en Booby Byrne, compañero del departamento de Lengua Inglesa de la Universidad de Lafayette, y en el Sargento Ortiz, uno de sus superiores del ejército. Toole imprimió, en clave de humor, rasgos de estas dos personas en Reilly creando un personaje inmortal y único. Por eso, cuando se encontraba en un estado de ánimo más bajo ante la improbable perspectiva de publicar su novela en una de las editoriales más prestigiosas de EEUU, Toole se vio abrumado ante la publicación de Superworm, de George Deaux, un libro protagonizado por Claude Flowers, personaje que tenía muchas similitudes con Ignatius Reilly. John Kennedy Toole vio en este personaje una especie de conjura editorial contra su persona y el escritor llegó a creer que su editor había enseñado su manuscrito original a Deaux dándole ideas aun escritor de la casa para una historia que finalmente si vio la luz.
Por aquellos días, John Kennedy Toole parecía transformarse paulatinamente en Ignatius Reilly adoptando los peores rasgos del carácter de su personaje. De alguna forma esta “transformación” era una muestra más de la dualidad de Toole: tímido que se burlaba de los demás como arma de defensa; con muchas habilidades sociales pero excesivamente desconfiado; deseoso de vivir en Nueva York pero conocedor de las necesidades económicas que eso implicaba; con ganas de huir de un núcleo familiar complicado pero con ganas constantes de volver a Nueva Orleans y constantemente obsesionado con el cuidado y manutención de sus padres.
Thelma Toole. Heroína y "villana"
Definir la relación que madre e hijo mantenían es complicado. Más allá del amor maternal parecían obsesionados el uno con el otro de un modo casi enfermizo. Sin embargo es evidente que Thelma fue el mayor apoyo de “Kenny” y su paladín antes y después de su muerte. Convencida del talento de su único vástago Thelma Ducoing Toole emprendió una cruzada personal que tenía como objetivo la búsqueda del reconocimiento de su hijo en quien, de alguna forma, ella había depositado todas sus esperanzas creativas. Thelma envió el manuscrito de La conjura de los necios a varias editoriales y no cesó hasta encontrar con personas que avalaran su publicación. Lo consiguió en 1980, más de diez años después de la muerte de John. Si tenemos en cuenta que John Kennedy Toole escribió la novela mientras servía en el ejército en 1961 nos damos cuenta que La conjura de los necios se publicó casi veinte años después de ser escrita. Sin embargo su excelencia hacía que esta obra cómica fuera totalmente innovadora y atemporal. Un año después de su publicación, John Kennedy Toole y su La conjura de los necios ganaron el Premio Pulitzer, el segundo que se concedía a título póstumo y el primero a un autor que únicamente había publicado una novela.
En Una mariposa en la máquina de escribir. La vida trágica de John Kennedy Toole y la extraordinaria historia de “La conjura de los necios” la figura de Thelma Toole no es analizada de forma concienzuda, aunque sí que se nos da a entender que madre e hijo compartían esa peligrosa dualidad en carácter y comportamiento. Es posible que la “fama” que obtuvo Thelma tras el éxito de su hijo le sirvieran para calmar su propio ego. Thelma Toole era profesora de teatro y piano y siempre creyó que tenía un talento que no había sido reconocido, ya que al casarse y tener a su hijo se había centrado más en su familia. Es decir, ella pensaba que de no haber sido así hubiera llegado muy lejos profesionalmente. Por otra parte, existen ciertas sombras sobre Thelma Toole y su sobreprotección de la figura y la imagen de su hijo, ya que la madre controló desde el primer momento casi toda la información sobre Kenny dosificándola y haciendo público sólo aquello que ella consideraba oportuno. La muestra más clara es la carta de suicidio de John Kennedy Toole: cuando la policía encontró al escritor sin vida en su coche había allí numerosos papeles , entre ellos una carta. Thelma la destruyó y nunca reveló su contenido, una muestra más de la posibilidad de que la señora Toole quisiera mostrar una relación madre e hijo idílica y pura como jamás lo habría sido.
Para realizar escribir su libro Cory Maclauchlin utilizó fuentes de todo tipo. Consultó los John Kennedy Toole papers, un archivo en el que se guardan objetos personales de Toole así como textos manuscritos y mecanografiados, correspondencia , folletos, dibujos, fotografías , música y carteles que Thelma recuperó y donó a la Universidad de Tulane. De especial valor dentro de estos documentos son las cartas que John Kennedy Toole intercambió con el editor Robert Gottlieb y que ilustran el complicado proceso de publicación de La conjura de los necios. Maclauchlin también se entrevistó con amigos, compañeros, confidentes y alumnos de Toole. Por otra parte Una mariposa en la máquina de escribir. La vida trágica de John Kennedy Toole y la extraordinaria historia de “La conjura de los necios” creció a alimón del documental John Kennedy Toole: The Omega Point, del que Cory Maclauchlin es productor.
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