Reseñando betsellers: Middlesex, una historia americana

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Jeffrey Eugenides tardó más de nueve años en dar a luz a segunda novela. La primera, Las Vírgenes Suicidas (1993) había tenido un éxito considerable y fue adaptada al cine por Sofía Coppola en los albores del nuevo siglo. Middlesex (que así se llamó su segundo libro) fue acogido con expectación y buenas críticas en EEUU. Tanto fue el revuelo que causó esta novela que su autor ganó un merecido Premio Pulitzer por ella el mismo año de su publicación (2002). Pero, ¿qué tiene esta novela que la hace tan excepcional?


En España las opiniones sobre “Middlesex” fueron de lo más dispares: desde halagos que la convertían en una novela excepcional e imprescindible y a su autor en un futuro candidato al Nobel hasta decir que era un trabajo algo confuso en el que dos novelas independientes se solapan sin llegar a enlazarse del todo por el estilo y por el tiempo que el autor invierte en una y en otra. En mi caso, soy de los primeros, de los que creen que “Middlesex” es una novela grandiosa, casi tan grandiosa como su extensión. Y es que, contar con ese credibilidad la historia de tres generaciones no es una tarea fácil ni que se pueda acometer en un libreto.

Podría decir un montón de cosas buenas sobre este libro que indaga en la necesidad del individuo de adentrarse en sí mismo y en su propio pasado para entender algunos de los puntos que a día de hoy siguen siendo una constante en su vida. Analizar al personaje central, Cal Stephanides,  quien recorre la vida de su familia para conocerse y sobre todo para justificarse a sí mismo. O,por qué no, pasar por las anécdotas más destacadas de una historia conmovedora y con puntos ciertamente “extravagantes” que empieza en el incendio de la desaparecida ciudad de Esmirna en el año 1922  y que termina en Berlín prácticamente ocho décadas y tres generaciones después. 

Pero para resumir, haré un pequeño listado de las cosas que hacen que "Middlesex" sea una novela genial.

4 cosas por las hay que leer Middlesex 

  1. Por el principio. “Nací dos veces: fui niña primero, en un increíble día sin niebla tóxica de Detroit, en enero de 1960; y chico después, en una sala de urgencias cerca de Petoskey, Michigan, en agosto de 1974”. Vamos, como si fuera Tiresias (referencias al cuál también aparecen inevitablemente en el libro). Empezando así, ¿quién puede resistirse?
  2. Por el reto personal. Middlesex” es la “Manhattan Transfer” que se me resiste y que nunca he podido terminar. Es una auténtica historia americana, mejor, una Gran Historia Americana, con sus ganadores, sus perdedores, sus héroes (el propio Cal, el protagonista, es un héroe americano), sus prejuicios, sus notables y sus marginados. Ambiciosa y muy efectiva, todo a la vez.
  3. “Puede haber un presidente negro, o incluso mujer, pero nunca verás un Presidente de los Estados Unidos que sea (y se declare públicamente) ateo”. (Aunque luego actúe como un auténtico fariseo). Leí esta frase hace poco y sinceramente no recuerdo donde. Pero es cierto. EEUU tiene tanta magia como doble moral y es un país que olvida con cierta ligereza que el suyo es el destino por excelencia de los inmigrantes europeos sobre todo durante las primeras décadas del siglo XX. Middlesex es también, por lo tanto,  una historia de la emigración y de lo que ella conlleva, de los gettos organizados según raza o religión, de las comunidades extranjeras que nunca han dejado de verse como tales en el país que les acogió. “Middlesex” es una análisis brillante sobre este tema, sobre la memoria y sobre la identidad personal y colectiva. 
  4. Por la historia, la estructura y el estilo. “Middlesex” es como una gran bestia que tiene dos cabezas que nunca llegan a mirarse fijamente a los ojos. Es así como Jeffrey Eugenides construye este relato, con dos historias ( o incluso tres, una la familiar, otra la personal y otra que sirve como escenario de fondo) que se rozan pero que nunca llegan a tocarse. Sin embargo, todas ellas se atraen y se complementan. ¿El estilo? Sencillo, claro, fácil de seguir. Lo que viene a ser una lectura rápida a pesar de sus más de 600 páginas.  ¿Y la historia? Pues bueno, eso ya depende de cada uno,  pero tiene una serie de componente culturales e históricos que merece la pena seguir (la ocupación de los turcos y la expulsión de los griegos en Asia Menor, la historia del desarrollo y el nacimiento en Detroit de la industria del automóvil, las revoluciones culturales y sociales de los años 60, una historia de "cambio de sexo"), tiene apuntes morbosos que enganchan a la historia y tiene, en definitiva, esa dosis de curiosidad que hace que la lectura sea muy ágil.


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