Reseñas: El rapto de Britney Spears


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Estás equivocado si piensas que bajo este sugerente título literario se esconde una noticia real sobre Britney Spears. En este libro tampoco vas a encontrar un relato detallado de la famosa cantante en sus horas más bajas, cuando más nos gustaba, es decir,  cuando se rapaba la cocotera, cuando se tatuaba números diabólicos en la cabeza, cuando la liaba en restaurantes y clubes nocturnos o cuando se ingresaba en clínicas de desintoxicación de Malibú. Nada de eso. Mucho menos un retrato de sus días de gloria batiendo su faldita escolar para poner cachondo al personal a ritmo de Baby one more time, que es la época en la que todavía usaba ropa interior. Vamos,  que esta novela no va ni de lo glorioso ni de lo penoso de la Spears. En este texto la cantante es un personaje prácticamente casual que sirve como excusa para una  crítica inteligente, mucho más profunda, de nuestra sociedad, a través de las celebrities. Suerte que tenga unos años y que no se escribiera en la aborágine y eclosión de las redes sociales. Es un poquito anterior a ellas. 



Quería hacer un libro sobre el mundo de las estrellas visto desde fuera, estudiando su ecosistema. Me fijé en Britney Spears porque llevaba entonces una vida caótica, yendo a muchos sitios de naturaleza diversa como hoteles, restaurantes, tiendas”. Eso es lo que quería el escritor francés Jean Rolin y eso es lo que consiguió con su libro “El rapto de Britney Spears” (Libros del Asteroide, 2012), una mirada irónica al mundo de las celebridades en su hábitat natural, allí donde las estrellas y los aspirantes a tales campan a sus anchas, imitando su estado salvaje entre flashes y fotógrafos. No, no hablamos de un zoo. Hablamos de Los Ángeles, donde esta fauna se cuenta por cientos y miles. 

Y sí, aunque cueste creerlo, en esta trama existe la posibilidad de que un grupúsculo de terroristas islámicos quiera secuestrar a Britney. Parece un chiste, ¿verdad?, porque,  ¿quién narices quiere llevarse a una tipa así a casa? ¿para qué, para ponerla en la ducha? ¿para usarla de despertador o de untatostadas? Pues resulta que lo que pasa es exactamente eso, que ante esta amenaza de secuestro un agente de los servicios secretos franceses es enviado a la ciudad de las estrellas para vigilar día y noche a la ídolo adolescente y se pone a perseguirla y a tomar nota de todo lo que hace, de dónde va, con quién, etc. Un trabajo duro en el que no se sabe si el agente es en realidad un periodista...o viceversa. 
britney spears
Si miramos más al contenido que al continente nos encontramos con un libro híbrido entre el reportaje y el ensayo sobre un mundo tan superficial como superfluo como es el del famoseo. La reflexión está bien traída, no es gratuita. Si estos temas no te interesan, si te da alergia con urticaria la prensa amarilla puedes creer que este libro es para ti. Pero no debes precipitarte. Lejos de banalidades y al igual que ocurre con otros títulos (“Sin noticias de Gurb” se me ocurre, por ejemplo) el atractivo está en los detalles, en la visita que puedes hacer por la ciudad, por una parte, y en el fondo que puedes obtener de ella y que es menos evidente que su parte humorística, por otra. Como decía Jesús Ferrero en una reseña de “El rapto de Britney Spears publicada en elpais.es en 2012, se trata de una mirada ácida en clave de humor que es más una “crónica sociológica” que una crónica social. 

Para algunos la historia, el argumento que rodea a este rapto, puede quedar vacía, como si le faltara algo. Sí, en parte esa es la sensación que tuve yo la primera vez que leí este libro y que en mi relectura actual ha sido la misma, puede incluso que más acentuada. Si buscas una buena historia, que aunque sea disparatada convierta la osadía inicial en brillantez (algo tipo Pigmeo, de Palahniuk), este no es tu libro, y no lo es porque seguramente tienes que ir un poco más allá para que la lectura sea realmente satisfactoria. 

Evidentemente, no todos los libros tienen porqué gustarnos. Eso sí, creo que nadie puede poner en duda que se trata de una buena crítica y que la documentación de Jean Rolin es excelente. 



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