Cine y literatura: Adaptaciones literarias, ¿mejor que la peli? (III)


Esta tercera entrega sobre adaptaciones literarias de libros de gran calidad y cuya adaptación al cine supone un gran reto para guionistas y directores por ser obras más que conocidas y reconocidas. Sin duda,  de todos los nombres que merecerían ser recordados por adaptar clásicos de la literatura al cine tengo que quedarme con Kenneth Branagh, quien se ha atrevido a guionizar, adaptar, dirigir, protagonizar o co-protagonizar gran parte del universo  shakesperiano con películas entre las que destacan “Enrique V” (1989), “Mucho ruido y pocas nueces” (1993),  “Otelo” (1995) y “Hamlet”  (1996). Precisamente de uno de sus trabajos hablaremos en este artículo. 





- “Frankenstein” de Mary Shelley (adaptación de Kenneth Branagh, 1994) 

Me pregunto que habría pasado si Branagh hubiera estado en Villa Diodanti la noche que Mary Shelley “dio a luz” a su peculiar Prometeo. Ni siquiera estando allí  hubiera sido más fiel a las páginas al llevarlas al cine. Esta adaptación tiene todos los elementos que esperan quienes han saboreado el clásico desde el papel, incluido su inicio a modo de correspondencia desde el mar helado del Ártico por el que surca el barco de R. Walton, marino que encuentra a Víctor Frankenstein y que recibe de sus labios la historia de cómo alumbró a su criatura. Genial, también, me parece en esta caso la caracterización de la Criatura de Frankenstein ( interpretada por Robert de Niro) y que se aleja de los clichés para ofrecernos una visión mucho más cruda y real de lo que sería un hombre creado a partir de trozos de cadáveres de ajusticiados. 


La ambientación,  que nos sumerge de lleno en el periodo literario y artístico conocido como Romanticismo, nos lleva hasta la infancia de Víctor en la campiña Suiza y a la recreación de la Universidad de Ingolstadt, escenario de los experimentos de Víctor Frankenstein y cuyo departamento de medicina, de gran prestigio,  fue cerrado a principios del siglo XIX ya que se sospechaba que allí se realizaban experimentos con seres humanos y que se “confabulaba” con fines alquímicos. También se dice que esta institución fue el germen de la secta de los Iluminati y que Shelley, esposo de la autora del libro, pertenecía a la secta. Todo esto lo hace siguiendo fielmente las páginas del libro. 

Sin duda ésta es, junto con Drácula de Bram Stocker,  una de las adaptaciones al cine de una novela clásica que más me han gustado.

- “El padre de Frankenstein” (“Dioses y Monstruos”) , de Christopher Bram (adaptación al cine de Bill Condon , 1998 ) 

Seguimos con el personaje de Frankenstein, y precisamente con la persona que llevó al cine no la primera pero si  la más famosa adaptación de la obra en el año 1930, el director James Whale. Whale vivió su época dorada en los años treinta gracias a  la adaptación de películas de terror como la mencionada “Frankenstein”, su secuela “La novia de Frankenstein” y “El hombre invisible”. Se retiró del cine en los años cuarenta y pasó el resto de su vida en su mansión de California dando grandes y fastuosas fiestas en las que no faltaban sus jóvenes amantes. En 1957 Whale apareció muerto en su piscina tras una de esas fiestas. Su muerte causó un gran impacto en el  en Hollywood de la época. Años después, su compañero, el productor David Lewis, hizo pública la carta de suicidio disipando así todas las dudas sobre un posible homicidio que en su momento generaron una investigación policial. 


Este suceso sirvió al escritor Christopher Brams para escribir “El padre de Frankenstein”, una novela sobre la última época de la vida de Whale con una mezcla de realidad y de ficción. Curiosamente este libro es capaz de unir el glamour del cine y de sus estrellas con el terror de la vida real, con la decadencia y la depresión que muchas de ellas experimentan en la etapa final de sus vidas. La historia es muy ágil y fácil de leer. Me sorprendió porque vi la película “Dioses y Monstruos”, me gustó e indagando descubrí que en su origen era una novela. Lo que recuerdo de ella, que leí rápidamente,  es que se mantiene ese tono “policíaco” de la película y que ese camino entre lo real y la ficción es, en definitiva, lo que mantiene vivas a muchos de los hombres y mujeres de la industria del cine, que a veces no saben distinguir dónde queda el personaje y empieza el hombre real. Sobre la película, genial el reparto (Ian McKellen y Brendan Fraser son los protagonistas) y por supuesto la adaptación. Más allá de las opiniones personales“Dioses y monstruos” ganó en 1995 el Óscar al mejor guión adaptado. 


- “El americano tranquilo” (“El americano impasible”), de Graham Greene (adaptación de Phillip Noyce, 2002) 

Al igual que me ocurrió con otras películas como “El jardinero fiel”, en el caso de “El americano impasible” la adaptación al cine gana mucho por el reparto. Si me gustó mucho Ralph Fiennes como el diplomático Justin Quayle en la adaptación de la obra de Le Carré, lo mismo ocurre con el veterano periodista inglés Fowler interpretado por Michael Caine  y el  un joven americano Pyle al que da vida Brendan Fraser: los “monstruos” de la pantalla consiguen con creces emular e incluso superar a los que Graham Greene dio vida en el papel. Esta obra ya se adaptó al cine en 1958 aunque yo no he visto esa versión. La diferencia de la película con el libro es que éste es más para reflexionar e incluso para tomar notas  mientras que el film es una narración trepidante que va ganando ritmo a medida que avanza la acción. Por otro lado, ambos, libro y película, dejan entrever cierto antiamericanismo en lo referente a las políticas de intervención de EEUU durante la guerra de Indochina.


El ambiente de jóvenes europeos y americanos, el lujo mezclado con el exotismo y el complejo triángulo amoroso formado por Fowler, Pyle y una joven no hacen sino dar más fuerza a la trama de intereses políticos internacionales que aparece reflejada tanto en la novela como el la película. Recomendables ambos, por supuesto, pero me quedo con la película, aunque tengo que decir que ambos cumplen con el formato al que representan: la novela es más documental, más reflexiva y de contextualización, y la película se centra en la parte de la intriga. 

Leer anterior post sobre adaptaciones literarias: "El lector", "La naranja mecánica" y "Las vírgenes suicidas" 

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