[mientras duermes


Imagen: El asesino Sonámbulo


Mientras todos duerman, tú  te levantarás de la cama.  Aunque todavía no lo sabes, lo haces todas las noches desde que te conozco. Te prometo que no contaré tu secreto a nadie porque, de momento,   he decidido disfrutarlo por mi cuenta.  Tengo que confesar que la primera vez me asusté un poco  porque no contestabas a mi llamada, pero al día siguiente me di cuenta de que no te acordabas de nada. Una suerte para mi también. Aquella primera noche te esperé en la cama, pero la segunda no pude contemerme y te perseguí .
Fue incauto por mi parte, pero me encantó ver como te meabas en el depósito de agua de la cocina.  Aquello si que fueron huevos. Por la mañana, la directora se jactaba de la importancia de un buen vaso de agua fría nada más levantarse. Ella muy elegante, como casi siempre, bebiéndote los meados. Aquella misma noche, la segunda de nuestra peculiar unión,  el que casi se mea soy yo viendo cómo  te comías esa puta cebolla. Parecía que llevaras meses sin probar bocado y hasta te escuchaba tragándote tus propias babas. Por la mañana dijiste llevar un estropajo en la boca. El tercer día, la tercera noche,  me deleité con una nueva meada, esta vez, en la papelera del despacho de dirección. Debías estar muy salido, porque después de los escupitajos en las plantas  te corriste en las cortinas. Todo un detalle. 

Esta noche, cuando todos duerman, tú volverás a sonambulear por el colegio. Sé que  mañana seguirás sin dirigirme una palabra, porque ni siquiera sabes mi nombre, pero por la noche, de momento, seguiremos siendo amigos. Tú y yo vamos a llevarnos muy bien. Te lo digo sinceramente: el curso que ha empezado esta semana promete ser uno de los mejores que viviré en esta mierda de internado. 

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