Me gustaría hablar, porque sí y sin motivo especial, de algunos libros leídos a lo largo de este 2012 y que me han parecido especialmente interesantes. Unos van de ángeles, otros de demonios, otros de demonios internos, de vagos, de putas, de amor, de llorar, de reír, de no dormir...un poquito de todo, como tiene que ser a lo largo de todo un año. ¿Qué nuevos libros me traerá 2013? La verdad es que no tengo ni idea. Pero si tengo que recorrer los mejores de este año no tengo ni dudas ni pelos en la lengua: el primero y que más cosas buenas me ha traído, a nivel más "literario" es, con diferencia, Huella Jonda del Héroe de Montero Glez.
La novela ganó el Premio Llanes de Viajes de este año. Un premio de viajes. Viajes los que se pega Glez buscando los orígenes del flamenco. Montero Glez, ese autor que hablaba con estatuas y que abandonó el castizo y mundanal ruido de su Madrid natal para emprender una nueva vida en el sur. Ese autor de lengua afilada pero clara que ha hablado de malnacidos y de gente de "baja alcurnia" con tanto respeto.
Tengo que reconocer que Montero Glez me gusta, y mucho. Me gusta como escritor y me gusta como "personaje" (por supuesto, desde la admiración). Yo lo conocí de forma bastante casual. Tuvimos que hacer una entrevista y un pequeño reportajes sobre él para una revista promovida por la Diputación de Alicante en el año 2008 (Revista Uno4Uno, se llamaba). Yo de aquella edición de los Azorín sólo había leído Hotel Posmoderno, otra de las novelas finalistas. El caso es que, a partir de entonces, empecé a seguir a Montero Glez. En cierto modo me recordaba a un otro gran escritor valenciano con cierta fama de canalla, Abelardo Muñoz.
Ante todo Huella Jonda del Héroe me parece, como todo lo que Glez toca con su pluma, un torrente de genialidad. Pero sobre todo, tiene una cosa a la que pocos libros invitan: volvértelo a leer una y otra vez, destripar las referencias y buscar más sobre los cantaores, sobre pintores y sobre las leyendas que aparecen a lo largo de las páginas.
No sé si lo que más me gusta es que hable de mitos (que eso ya es mucho), de mitos griegos que acabaron en España (Hércules es sólo una excusa para crear un universo de Genios y malabares) o de mitos nacidos en España que, como buenos genios, han sido capaces de llevar el nombre del flamenco por todo el mundo. Pero no sólo habla del genio del flamenco, del duende de Camarón o del extraño y antiguo ritual de cortar a los niños las uñas detrás de una puerta y tirarlas al tejado para que su garganta sea prodigiosa . ¿Qué tiene que ver Paul Bowles con Picasso, con la Niña de los Peines, con Walter Benjamin o con Raimundo Amador? Aparentemente nada. En Huella Jonda del Héroe...prácticamente todo. Y siempre, llenando de NADA todo, dos figuras que aparecen como sombras entre las páginas: el Ángel Caído y Nietzsche.
Porque los héroes, desde luego, dejan una huella profunda allá por donde caminan...
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