Reseñas de libros: “Augurio”, de David Aceituno
“La muerte es un arranque demasiado socorrido para casi cualquier tipo de narración”. Esta afirmación del primer capítulo de “Augurio” nos sitúa ante el tipo de lectura que nos encontramos, una que invita a la reflexión y que no será amable ni con los personajes ni con las situaciones que nos plantee. Aunque más que socorrida, en este libro la muerte es necesaria e inevitable. Todas las muertes lo son aquí: las provocadas voluntariamente, las accidentales, las premeditadas o las que sobrevienen por sorpresa. Y no sólo hablamos de muertes físicas. La muerte a veces es simplemente sinónimo de fin, en este caso el punto final para una familia se deshace, un núcleo familiar que se apaga, se pudre y se muere. Nada de esto es nuevo. Lo novedoso en esta novela es que los personajes, lejos de poner remedio a la caída, decidan auspiciar su suicido observando desde la atalaya, como esperando que la espada de Damocles cuya punta llevan tiempo sintiendo en su cabeza les atraviesé por fin. ¿Qué experimentarán entonces? ¿Descanso¿? ¿Miedo? ¿Autocompasión? ¿Furia? ¿Dolor? No importa porque en “Augurio” no hay un plan de escape: sus personajes se saben a la deriva augurando eso de que siempre podría ser peor.
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