No
sé bien si es por afinidad o por curiosidad pero lo cierto es que
desde hace un tiempo mi madre se decanta por comprar libros de
autoras españolas o de habla hispana. La verdad es que le agradezco
mucho
esta nueva
costumbre.
No tiene en cuenta si se trata de escritoras nóveles o consagradas,
ni si son jóvenes o algo más maduras. Básicamente, ella lee el
argumento y, si le llama la atención, lo compra. Generalmente se
trata de historias de mujeres con personajes femeninos muy marcados y
muy bien construidos. Eso no quiere decir que sean libros para
mujeres, cuidado. En su caso, como es el mío, los libros no se
compran para leerlos de inmediato. Personalmente, hace tiempo aprendí
que lo más interesante es comprarlos para que sean leídos en algún
momento, da igual si es hoy, mañana o pasado. Lo que está claro es
que si tienes un libro cerca es muy probable que más pronto que
tarde se caiga entre tus lecturas.
Y
así llega un día en que te das cuenta de que tienes un catálogo de
lo más variado en todos los sentidos y de que es un auténtico
placer recorrer las estanterías descubriendo títulos y autoras que
por muchos motivos en otras circunstancias pasarían completamente
desapercibidos. Lees biografías, comparas argumentos y así decides
con qué libro vas a sorprenderte. El ejercicio, la verdad, es muy
interesante. También es cierto que algún título puede pasarte
desapercibido , sobre todo cuando ya no vives en esa casa y no
controlas el “tráfico de libros”, en cada nueva visita puedes
encontrarte con un título nuevo.
Particularmente
tenía muy reciente la lectura de “El cocinero del Dux”,
ambientado en la Venecia del siglo XIV, cuando me topé con “La
máscara veneciana”.
El primero me gustó mucho y me quedé con ganas de esa ciudad y de
ese periodo, así que creí que era una muy buena opción. Me
convenció también que contara, en este caso, la vida de ese periodo
desde el punto de vista de una mujer y, sobre todo, que esta historia
estuviera englobada dentro de un proyecto literario más amplio de la autora
que responde al sugerente nombre de “Las
Rosas de Lilith”.
Tengo
que decir que la primera entrega de esta saga tan femenina me ha
sorprendido, y para bien. No soy fan del género romántico, que creo
que es donde mejor podríamos “etiquetar” (sin querer
simplificar) esta novela, pero es cierto que el personaje de
Constanza Contanti engancha, tiene lo que la gente moderna llamaría
flow.
El
motivo puede ser que tanta inocencia interrumpida nos atrape o que
sea un personaje que, por su capacidad intelectual y sentimental,
esté fuera de contexto, como si su comportamiento correspondiera a
una mujer de otra época, y que eso nos invite a protegerla ante su
inminente corrupción.
Sea como sea, Constanza nos contagia su propia
curiosidad y eso si hablamos de literatura quiere decir que nos
metemos de lleno en la historia. Esto es mérito exclusivo de la
autora d ella novela, Gloria Codina, y seguramente es esta
construcción tan empática del personaje lo que ha hizo que “La
máscara veneciana”
consiguiera en 2012 el Premio Círculo de Lectores de Novela.
Lo
cierto es que dan ganas de leer más porque siempre es interesante
encontrar autores que apuesten por mostrarnos el mundo de manera
diferente, y buscar el prisma de lo femenino intentando salir de
roles estancos siempre es algo que merece la pena tener en cuenta.
Espero
encontrarme con otra de las rosas
de Lilith pronto.
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