Miscelánea/ historia: Novia echada a suertes (y otros desfalcos de una boda real)


La eligió a suertes. Felipe III eligió a la que sería su futura esposa a suertes. Poco le importaba con quién compartir su lecho. Sólo tener una esposa que agradara a su padre y a Dios. Eligió no a la más guapa, ni a la que más le gustaba. Simplemente, a suertes. Y para colmo, lo hizo al principio "por poderes" y celebrándolo con una boda fastuosa de la que hablaron todas las crónicas de la época. Felipe III vació para sus esponsales el 10% de las arcas españolas. Entre sus bodas y las Guerras que no tenían fin, el pueblo muerto de hambre. Dicen que fue el rey de la decadencia. Su padre, ferviente religioso lleno de amantes, la vio llegar. Su hijo, vislumbró el Imperio prácticamente muerto.  


A diferencia de Felipe III, su padre, Felipe II fue pródigo en la elección de esposas. Fue prácticamente nuestro "Enrique VIII" particular, monarca del que, hemos de decir, hubiera sido yerno. Eso sí, el no cortaba cabezas. La muerte a sus mujeres les llegaba de forma natural.  Felipe II se casó cuatro veces: la primera, con una prima suya, María Manuela de Portugal. La segunda, con María Tudor, quien era prima de su padre y con quién aspiraba a convertirse en muycatólico rey de Inglaterra. Parece que le gustaron las islas inglesas porque hubo un intento curioso de casarse con Isabel I , hermanastra hasta entonces bastarda de su segunda esposa. Como no pudo ser, se casó con Isabel de Valois, dicen que la única mujer de la que estuvo enamorado. (recomiendo el libro "La Casa de las Siete Chimeneas" de Mari Pau Domínguez para analizar un poco más este tercer y el cuarto matromonio de Felipe II). Finalmente, tras la muerte de Isabel contrajo matrimonio con su sobrina (hija de su hermana) Ana de Austria, veinte años más joven que él. Con ella tuvo cinco hijos, entre ellos,  Felipe III.


Felipe II y María Tudor, "reyes" muycatólicos de Inglaterra. 
¿A él le faltan los pantalones o se los han comido los miniperros?


Volviendo al rey que nos ocupa, Felipe III ni siquiera eligió mujer. Aquí tenéis detallada la elección de esposa en un artículo de co-autoría que hemos publicado en la revista de Divulgación Cultural Yamelosé!:

Dicen que el rey Felipe III era un hombre de carácter débil y tímido por naturaleza, educado por tutores aristócratas y eclesiásticos. Fue un hombre extremadamente temeroso y religioso (algo que compartía con la que fue su mujer). Felipe II había decidido casarlo con una de las tres hijas del archiduque Carlos, hijo de Fernando I, el hermano de Carlos V.  El rey pidió a Felipe que eligiera quién quería que se convirtiera en su esposa enseñándole un retrato de cada una de ellas. El  entonces príncipe contestó: "De ningún modo he de consentirlo, padre. Dejo el asunto en manos de su majestad". El rey insistió en que se lleve los retratos a su habitación para decidir con tranquilidad, al fin y al cabo, la elegida compartiría su lecho y su trono. Pero el hijo volvió a contestar: "Yo, padre, no tengo más gusto que el de su majestad quien se ha de servir de elegir, estando cierto que la que vos escogiereis me parecerá la más hermosa".
La infanta Isabel Clara Eugenia, hermana de Felipe e hija del rey, era posiblemente una de las doncellas más admiradas de la Corte. A pesar de ser mujer, se convirtió en asesora de su padre, siendo la única a la que le estaba permitido ayudarle en su trabajo, revisando documentos y traduciendo del italiano al castellano documentos para el rey. Ella tuvo la idea de colocar los retratos de las jóvenes pretendientas de cara a la pared y echar a suertes la elección. La vencedora resultó ser Margarita. Sin embargo, a Felipe II este método no le pareció muy científico, así que optó por pedir la mano de la mayor por puro protocolo. Pero esta murió cuando el correo todavía estaba en camino y lo mismo sucedió con la segunda, así que finalmente Margarita resultó elegida.

La boda de celebró en Valencia, dicen que por el Duque de Denia, descendiente de los Borjia, quién sabía de la "generosidad" y de dónde poder robar a los valencianos de la época. Las vajillas encargadas eran de oro y plata. No quedo prácticamente nada de ellas tras el magnífico baile, celebrado en la Sala de las Columnas de la Lonja. La Reina, además, ni siquiera fue al baile porque, al parecer, se había confesado por la mañana y no tenía costumbre de ir a los bailes cuando se acababa de confesar. ¿Raro? ¿Curioso? ¿Nos extraña algo que nuestra familia real sea como es? (Da igual que estos sean Austrias y los otros Borbones,...todos iguales.

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