[Manifiesto por el cuento,de Esteban Gutiérrez Gómez

MANIFIESTO POR EL CUENTO
(Carta abierta a todas las publicaciones periódicas)
¿Qué motivó que el cuento como nuevo género literario tuviera dos espectaculares apariciones, primero en el siglo XIX y, después, en el XX? La respuesta es la misma: su publicación en revistas y diarios.
....Los cuentos modernos nacieron y se difundieron en los periódicos, antes de convertirse en los libros que los recopilaban.
....Poe, Chéjov, London escribían sus cuentos para periódicos. Carver, Cheever, Fante, Bukowski y los escritores del realismo sucio americano de mediados del siglo XX adelantaban sus publicaciones con cuentos en periódicos. La nueva generación americana del desarraigo publica en fanzines y diarios locales, y algunos también en diarios nacionales de gran tirada, antes siquiera de presentar su primer libro de cuentos.
....En la América de habla castellana, el cuento ha sido siempre un invitado habitual de las publicaciones periódicas.
....¿Qué ocurre en España con el cuento?
....¿Ningún periódico es capaz de liberar una columna para acoger un cuento moderno?
....Hablamos de dar oportunidades a escritores en muchos casos desconocidos que dedican una atención sostenida y rigurosa al género narrativo breve: a cuentistas.
....El cuento es un género narrativo mayor, quizá el más complejo en su elaboración a pesar de su aparente sencillez, y que requiere de una excelente precisión técnica para lograr que en el lector surja el efecto deseado.
....El cuento es corto por definición, y muy intenso. El buen cuento marca un antes y un después en la mente del lector que ha sentido como un terremoto bajo sus pies.
....El cuento explota en la cabeza, anida en el alma y enseña a ver la vida desde otra perspectiva.
....El cuento aguanta sin respirar tres estaciones de cercanías y varias de metro. El lector viaja, sí, pero no en el vagón.
....El cuento es el género literario más acorde con el actual mundo, presuroso y alocado. Y lo es por dos motivos. Primero, por su minimalismo intrínseco. Y, segundo, porque en su interior guarda una bomba intelectual.
....Demos una oportunidad al cuento.
....Cada año más cuentistas se suman al movimiento. Mucho tienen que ver en ello las escuelas de creación literaria y los talleres que se han multiplicado por cien en los últimos tiempos.
....El cuento como paso de la nada a la novela ya no es un simple ejercicio de preparación. Muchos de los cuentistas modernos son conscientes de que han encontrado en el relato corto su distancia.
....El cuento, el buen cuento, es un reto.
....Los cuentistas son a su vez devoradores de cuentos; fagocitan y degluten relatos con la esperanza de descubrir una nueva forma de tallar ese “diamante” en bruto que es la idea previa a la composición.
....Lo que expresamente se solicita a la prensa escrita de este país es la concesión de un pequeño espacio diario o semanal en sus páginas de cultura destinado a la narrativa breve, y que este espacio goce de la permanencia que, pensamos, merece este género literario.


Esteban Gutiérrez Gómez
Cuentista


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revista.alotroladodelespejo@gmail.com



[el laberinto

Antes de que se dieran cuenta, se encontraron perdidos dentro del laberinto. Era un espacio al aire libre desde el cual podían verse las estrellas en las noches de cielo raso, pero con unas paredes tan altas que el Sol nunca penetraría por ellas. El suelo estaba pegajoso por los restos orgánicos y el aire era dulzón, seguramente cargado por la mezcla de los fluidos todavía calientes con los aromas de la vegetación improvisada en la sombra. Un silencio abrumador contrastaba con los alaridos de los minutos anteriores. De repente, el suelo tembló y se oyó un rugido. Los mochileros no se giraron debido al miedo de comprobar con sus propios ojos el fracaso de Teseo. Simplemente, corrieron bajo el sol de Grecia con la esperanza de poder salvar su vida en Cnosos, la ciudad del Minotauro.



[Cáscara de Nuez, de Daniel Jándula

En Octubre de 2008 publicamos en VULTURE  “La Hora de los Fantasmas”, una colección de relatos fantásticos del escritor Daniel Jándula. Os dejo uno de los relatos del autor que publicamos y que me llamó espacialmente la atención: Cáscara de Nuez

CÁSCARA DE NUEZ

“La muerte no es dulce, es anuezada, mientras avanzo con sigilo en los recodos ajenos por la miel de la luna. El crujido de los tobillos suena más de la cuenta. Huele a lluvia y a maíz. Vivimos en un lugar privilegiado, con jardín y todo. Antes de morir me hizo prometer que nos tomaríamos juntos unas cuantas veces. El crujido de los tobillos me recuerda a las nueces. Vivo en una permanente ambigüedad desde aquello. Hasta ahora, recién despierto por un sonido que parece provenir de la puerta principal, lo más excitante que ha pasado por mi vida ha sido una discusión con unos mormones acerca de la eternidad y del cielo único, el mismo que llora y cruje. No es buena hora para los sobresaltos, ni para la improvisación. A través de los cristales veo árboles secos danzando, humillándose. Los sonidos de las tormentas suelen confundir al principio, pero después, cuando uno se habitúa a ellos, se vuelven incluso aburridos. Me siento en la cocina y parto un par de nueces. Es difícil hallarlas en esta época del año. Y sin embargo, por ti, haría cualquier cosa, ya lo sabes.”

Autor: Daniel Jándula.
Artista literario en el nº 54 de VULTURE.
Octubre de 2008.

[Truman

Truman miró por la ventana para dar la bienvenida a 1966. Le apetecía ver nacer entre nieve al nuevo año, ese al que apenas tendría tiempo de saludar y que llevaba gestándose cincuenta y dos semanas. Tras pensarlo mucho había decidido no firmar la nota y por eso la dejó anónimamente en este lado, en la parte de la mesilla que quedaba más cerca de la misma cama en la que a la mañana siguiente descansaría un cadáver desnudo y frío. En la otra esquina dejó la caja de tranquilizantes vacía. El Valium, que llevaba ya cinco años en el mercado, podía hacer estragos combinado con alcohol. "Si cualquiera puede conseguir esta mierda, pensaba, es que ya he vivido lo suficiente". La botella que vomitaba sus últimas gotas de vida se la había comprado su madre, que siempre le hacía el mismo regalo por Navidad. Se quitó la camisa y se tumbó esperando alguna señal. Antes de abandonarse al abismo, miró por última vezla pequeña pecera y al insignificante animal que vivía en ella. Sabía que el viejo e intoxicado pez naranja, aquel extraño compañero de viaje, flotaría pronto en la superficie etílico de vida, con el corazón borracho, igual que él mismo, igual que todos cuando decidimos que sea nuestra alma la que decida por nosotros. [Au revoir, mon petit amie].



El médico determinó que Truman falleció a las 3 a.m. La empleada del hotel dijo que salió de la habitación sin tocar nada porque pensó que estaba dormido. La policía, que aquello parecía un suicidio. Sus chaperos habituales confesaron que era un cliente excelente. Su madre volvió a llorar y a beber whisky barato. Y su último amante afirma que sólo unas palabras de su otro yo, de aquel amigo suyo, ese al que tanto admiraba, tenían cabida en su cerebro desde hacía semanas: “Habían matado a sangre fría y a sangre fría fueron castigados”. Poco tiempo después, las palabras de aquel otro Truman se hicieron famosas convirtiendo a su alter ego en uno de os escritores más famosos de todos los tiempos.

“Soy alcohólico. Soy drogadicto. Soy homosexual. Soy un genio”.
Truman Capote

[editorial marzo 2010

20 DE MARZO
Un momento: la ciudad iluminada sólo por las farolas. Una chica de pies desnudos camina entre los charcos. No sabemos su nombre. No nos importa. Simplemente, reconocemos a la Maga salpicándose de luna llena. Tampoco sabemos quien es la persona que la persigue veinte pasos por detrás. Sin embargo, la Maga no se inmuta cuando el Hombre le asalta en el portal. Más bien, parece que le estuviera esperando. Al Hombre tampoco le sorprende que la joven le invite con la promesa de que arriba estarán a salvo de la lluvia. Tras el reconocimiento mutuo, se confiesan sobre la cama. Ella, 20. Estudiante. El, 40. Marinero. Fuman. Ella desea regresar a una Argentina que espera que le devuelva todo lo que le ha robado. El ya no planea moverse de su gueto parisino. Están desnudos. Un momento: la misma noche, la misma ciudad, la misma luz. Dos décadas después. Un Hombre sexagenario chapotea en un callejón cualquiera del Quartier Latin. No lleva paraguas y va descalzo. La primavera y la Maga regresan juntas por estas fechas, piensa. La ve. Todavía es una niña. Pero cuando se acerca al portal, reconoce a otra extraña y se aleja asustado. La duda de si alguna vez la Maga fue real le asalta como cada primavera y entonces llora por su olvido, por lo ajeno de la vida, por su paulatino alejamiento de la realidad. Y empapado bajo la lluvia enciende un cigarro mojado, paciente, esperando de nuevo a que se desborde en cualquier momento la primavera que habita en sus entrañas como cada veinte de marzo desde hace veinte años. Y entonces, esta vez si, entonces quizá muera por ella.