Han pasado ya varias semanas desde que leí este libro y mi percepción sobre él sigue siendo la misma: creo que esta autobiografía de Stefan Zweig debería ser un libro de lectura obligatoria para cualquier europeo. No sólo por los avatares vitales de su autor, uno de los escritores más brillantes del siglo XX, y por el recorrido social que nos ofrece, sino porque nos facilita reflexionar sobre el futuro y sobra la facilidad que tienen los regímenes políticos y las sociedad de cambiar. Sí, es cierto que el visionado de la serie “The handmaid´ss tale” refuerza esta idea pero Zweig lo vivió antes y en sus propias carnes. Y, tristemente, la presión pudo con él: “El mundo de ayer” fue escrito poco antes de su suicidio, en sus últimos años en el exilio (1939-1941) llevado por la desesperanza ante el aparente triunfo del nazismo en la Segunda Guerra Mundial. Cuando los ideales no importan, cuando la desesperación crea máquinas incapaces de pensar, nadie está a salvo de la quema.
Viene del post "Libros de verano: biografías"
Stefan Zweig fue un escrito muy popular en su época. De hecho, a pesar de ser miembro de la una familia pudiente, se ganó la vida con sus escritos. Aunque él mismo confesó durante toda su vida que su credo y el de sus padres era fruto de un accidente de nacimiento, los Zweig eran judíos y eso no era fácil en la otrora esplendorosa Viene de la primera y segunda década del siglo XX. Por eso a lo largo de su vida Zweig tuvo que exiliarse varias veces dejando atrás vida, pertenencias y amigos. Aún así, fue capaz de resurgir cual Ave Fénix: escribió teatro, poesía, ficción y biografías rubricando una de las bibliografías más ricas y completas del siglo XX incluyendo uno de los libros de historia novelada más importante del mundo " "Momentos estelares de la humanidad" , de 1927) y las biografías de María Antonieta, María Estuardo, Verlaine o Montaigne. También colección de manuscritos escapa a la valoración mundana: coleccionista obsesivo Zweig no perdía la ocasión de comprar algo que alguien a quien admirara hubiera rubricado con su propio puño.
Lo más duro de “El mundo de ayer” es la nostalgia que desprende. Stefan Zweig, un hombre fuerte, habla con pesar de un mundo que se desintegra paso a paso. El testimonio es atractivo y conmovedor, capaz de incitar a la tensión y la intensidad, pero se va apagando por segundos y sumerge al lector en el miedo y la incertidumbre. No obstante, Zweig y su esposa, Lotte, decidieron suicidarse en la localidad brasileña de Petrópolis tras consumir una sobredosis de barbitúricos. Ambos estaban desalentados por el avance de los nacionalsocialistas alemanes.
Por suerte, nos queda su obra. http://www.acantilado.es/persona/stefan-zweig/
No hay comentarios:
Publicar un comentario