A los pocos días de aquella entrevista, Hemingway invitó a Valerie a acudir junto a él y un grupo de amigos a los Sanfermines de Pamplona. Hemingway le ofreció ser la secretaria del grupo, un trabajo bien remunerado y sin funciones definidas, y únicamente debía tomar notas y estar con el grupo durante sus fiestas. En aquel viaje, Hemingway estaba acompañado de su cuarta esposa, Mary. Pero el escritor sólo parecía tener ojos para la joven que se convertiría en una de sus últimas "biógrafas" e incluso amenazó con suicidarse si ella desaparecía de su vida.
Junto a Hemingway viajaría a Bilbao una ciudad que al novelista le parecía «de ambiente estirado, aburguesado y burocrático», pero con gran afición por los toros. También inició junto a él un viaje a Cuba en el otoño de aquel mismo año.
Valerie convivió con los Hemingway durante un tiempo, pero finalmente, decidió alejarse de ellos. Mary tenía celos de la joven, y el escritor comenzaba su periodo de decadencia, sufría insomnio y era incapaz de escribir o corregir sus textos.
La historia entre ambos terminó en el mismo lugar en el que había empezado: se despidieron en Madrid, esta vez en el aeropuerto de Barajas. Ella, partió rumbo a Dublín y él, hacia su casa de Ketchum. Un año después, cuando Valerie vivía en Nueva York como corresponsal para el Newsweek, recibió la noticia del suicido de Hemingway.
Valerie Danby-Smith se convierte en Valerie Hemingway
La adopción del apellido Hemingway por parte de Valerie vino por un matrimonio, pero no con el famoso escritor, sino con su hijo menor, Gregory. Se conocieron en el funeral del padre de él y el noviazgo duró poco tiempo. Ambos tenían la presión de haber "convivido" con el escritor: ella admiraba al hombre y el hijo estaba presionado por el éxito de su padre. Su vida matrimonial siempre estuvo condicionada por la sombra de Ernest Hemingway.
El matrimonio tuvo varios hijos. Pero nunca terminó de cuajar. A la sombra del escritor se le unía la complicada personalidad de Gregory, con tendencias maniaco-depresivas, al igual que su padre. Tras muchos años de matrimonio, Gregory comunicó a su esposa su intención de cambiar de sexo. La pareja se rompió y años después Valerie recibió la noticia de que el que había sido marido había fallecido en una cárcel de mujeres.
A grandes rasgos, esta es la historia del último amor de Hemingway y de la mujer que conoció de primera mano las excentricidades y los últimos días de uno de los escritores más grandes escritores de la historia.
Sobre su valoración de la obra de Hemingway, Valerie lo tiene claro. En una entrevista contestaba así a cuál era su obra favorita de Ernest: "Fiesta fue el primer libro de Hemingway que leí, a los 16 años. Mi madre me llevó a ver Por quién doblan las campanas cuando cumplí 12 años. Luego, fue el propio Hemingway quien me habló del libro y lo leí en el verano de 1959. Pero mi favorito es París era una fiesta. Leí el manuscrito en octubre de ese año. La siguiente primavera, en Cuba, pasé a máquina el manuscrito final. Siento que parte de ese libro me pertenece".
Artículo completo y fuentes: Yamelosé! (enlace)
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