Aquellos y aquellas que siguen revistas literarias y publicaciones que recogen novedades literarias sabían bien que el debut de Emma Cline era un éxito mucho antes de que su libro viera la luz. Incluso se dice que los derechos de traducción y adaptación al cine estaban negociados antes de que su primera página pisara la imprenta. Tanta expectación ante el trabajo de una escritora novel es algo extraño pero merecía la pena: Cline escribiría un libro sobre las chicas de la familia de Charles Manson. Aún así, este libro no es una biografía, es una novela en la que la macabra historia de aparece de fondo. No hay nombres y no hay datos exactos pero un mínimo conocimiento de la cultura popular nos confirma que sí, que se habla de una de las matanzas más famosas de la crónica negra estadounidense.
Pero, ¿qué tiene de especial este libro? ¿qué es lo que convierte, entonces, en un éxito antes de ser leída? Posiblemente, el punto de vista de la narradora, una joven, una adolescente que construye un retrato excepcional de la fragilidad adolescente y la dureza de hacerse adulta. Y a su alrededor, el movimiento hippie y una familia dirigida por un líder espiritual (aka un tal Rusell) que gana acólitos con cada gesto, con cada palabra, mientras la familia de la propia protagonista se desmorona.
Como era de esperar, “Las chicas” remueve uno de los miedos más comunes de la sociedad: todos tenemos un lado oscuro, la maldad puede esconderse en cualquier parte, incluso en unas chicas de aspecto pueril y angelical. Esta visión del mal, esta visión del psicópata de aspecto frágil y aniñado es más perturbadora que cualquier otra. Y la imagen real, la foto auténtica de las Chicas de la familia Manson que participaron en un crimen atroz y durante el juicio no pierden la sonrisa encaja perfectamente en ese pavor colectivo. ¿Qué les llevó a cometer aquella barbaridad? ¿Su comportamiento se explica únicamente por el consumo de drogas? ¿Cómo se sobrevive a esas decisiones tomadas en la adolescencia y primera juventud pero que nos condicionan durante el resto de nuestra vida?
Todas las críticas y reseñas de “Las chicas” destacan la perfección de este libro en estructura, ritmo y contenido. Es un debut brillante, no hay duda. También es importante el cambio de visión que nos ofrece: el líder, el auténtico incitador, está en segundo plano. Las importantes son ellas, las chicas, especialmente Evie (la protagonista) y Suzanne, la líder de esta pequeña comunidad de niñas. De alguna forma, la atracción de Evie se produce en términos físicos, emocionales y eróticos hacia esta otra chica misteriosa.
Sin ninguna duda, uno de los libros recomendados para este verano.
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