EL HOMBRE [que hay]
DETRÁS DE LA NOCILLA
Sobre él y su proyecto literario más conocido (denominado Nocilla por “obra , gracia e inspiración” de una canción de Siniestro Total) se han escrito cientos de páginas en periódicos, revistas y blogs. Su nombre se ha convertido en la cara más representativa (aunque no la única) de toda una generación de escritores dispuestos a interpretar el mundo y escribirlo acorde con la mezcla de técnicas narrativas, visuales y estructurales que permite la coyuntura tecnológica y mental de nuestros días. Últimamente, hasta sale en un anuncio de la tele... Agustín Fernández Mallo (La Coruña, 1967) presentó hace algunas semanas Nocilla Lab, el último episodio del Proyecto Nocilla en el que él mismo acaba convertido en un personaje de cómic. Narrador de historias, científico y poeta, Fernández Mallo representa al hombre multidisciplinar que fotografía con palabras y versos su realidad paralela.
VULTURE- El mes pasado salió “a la luz” Nocilla Lab que cierra la trilogía Proyecto Nocilla. ¿Qué es lo más novedoso de este libro frente a los otros dos que le antecedieron dentro del proyecto. Agustín Fernández Mallo: Primero, que está escrito en primera persona, cuando los otros dos eran en tercera persona. Eso hace que tenga un aire más testimonial. También varía en la forma, ya que en Nocilla Lab meto cómic (dibujante Pere Joan) y fotografía. Así que es muy distinto, aunque en el fondo todo escritor escribe siempre el mismo libro. También aparte, colgada en mi blog está El hombre que salió de la tarta, una película experimental del Proyecto Nocilla, de todo el proyecto, que puede verse ahí y descargarse, con lo que no sólo uso palabra escrita sino otras técnicas que, como todos, tengo hoy a mi alcance.
¿Y qué les diría a los que no han leído las otras dos partes? ¿Puede leerse este libro como “independiente” de los anteriores o mejor en pack? Se puede empezar por la que se quiera. El orden no influye.
¿Es el Nocilla el proyecto más arriesgado de su carrera literaria?No, no, es igual de arriesgado que mis poemarios. Pienso que un creador siempre trabaja, si es honesto, al límite del riesgo, por la sencilla razón de que está apasionado con lo que hace, y eso siempre lleva a intentar llegar al máximo y explorar caminos personales, no muy trillados por uno mismo aunque otros ya los hayan hecho. Eso para mí es importante.
Nocilla Dream se hizo muy popular desde su lanzamiento e incluso se dice que ha dado nombre a toda una generación de escritores. ¿Cree que la denominación “generación Nocilla” es algo real, es algo comercial o es más bien un mito? El nombre no me gusta, creo que hay otros más técnicos y apropiados como Afterpop o Mutantes, que se han usado ya en ámbitos académicos. Mira, ponle el nombre que quieras, o no le pongas nombre, me da igual, pero lo que sí que es cierto es que hay una nueva escena literaria que aborda la narración y la poesía de manera distinta a cómo se hacía hace pocos años. Quien no lo ve es por cerrazón, porque no quiere verlo. En USA, en las universidades, ya hablan de esta generación literaria española.
Por cierto, tanto que se ha hablado del nombre ¿porqué Proyecto Nocilla? Por una canción del primer LP de Siniestro Total (“¿Cuándo se come aquí?”), titulada Nocilla, qué merendilla. Es decir, no viene de la Nocilla y la infancia, sino de algo mucho más áspero: el punk español.
Este trabajo le ha permitido ascender al “olimpo” de las letras, que tiene fama de cerrado y elitista. En el punto en el que está su carrera literaria, ¿cree que es posible vivir de la literatura o eso es un “placer” reservado a ciertos escritores de best sellers?Ahí hay dos cosas: de la venta de libros sólo puede vivir dignamente, es decir, burguesmente, un autor de grandes ventas, casi best sellers. La otra cosa es vivir de la “actividad literaria”, que es dar conferencias, charlas, congresos, artículos, que de eso sí que se puede vivir aunque no seas un autor de grandes ventas.
El éxito de Nocilla Dream abrió los ojos a muchos lectores que se dieron cuenta de que, como usted declaró en una ocasión “la estructura lineal ya no existe ni en los telediarios”. ¿Hasta qué punto cree que es importante que la literatura plasme lo que ocurre a nuestro alrededor? Una literatura que no esté en sintonía con lo que ocurre a su alrededor, está muerta. Sin más. No necesariamente tiene que hablar de lo que hay alrededor, sino que debe estar en sintonía con lo que tiene alrededor, con su tiempo, en el mismo pulso que su tiempo.
Blogs, Redes Sociales, fusión de géneros tradicionales…¿Cómo cree que la literatura debe usar todas estas ventajas que ofrecen las nuevas tecnologías?No tiene que usarlas por deber, siempre, pero sí que, quiera o no, se verá influida, y al revés, lo internauta se verá influido por la literatura clásica. Lo bueno es la simbiosis. No es una competencia, ni tener que hablar de Internet en cada libro, por narices. No, eso tiene que entrar de manera natural, como en su día, a principios del siglo XX empezaron a aparecer teléfonos en las novelas, es lógico. O visto de otra manera: como un día en tu vida, que estás en la Red, algo supuestamente hipermoderno, y acto seguido enciendes un cigarrillo con un mechero, con fuego, la tecnología más primitiva que existe, o cortas el pan para hacerte un bocadillo con un cuchillo, que es lo más básico que hay. Todo eso está en armonía en tu vida. Pues en una novela debería ocurrir lo mismo, sin histerismos.
En un momento en el que parece obligatorio que la crisis tenga que aparecer en todos los lados ¿cree que las editoriales apuestan “sobreseguro” y que se rechazan los proyectos más jóvenes y arriesgados? Ahora mismo todas editoriales van a los seguro por la crisis, pero no lo identifiques con alejamiento de los jóvenes. Hay autores jóvenes que son más vendibles y seguros que otros de mucha más edad.
¿Qué les diría a aquellos que creen que el Proyecto Nocilla está escrito por y para gente joven? Bueno, quien haya dicho eso, con todos los respetos, no se entera de nada. El Proyecto Nocilla no está hecho ni para jóvenes, ni para viejos, ni para blancos, ni para negros, sino que está hecho para todo el mundo que se acerque a él. Precisamente, algo que ya se ha señalado en varios artículos especializados es que El Proyecto Nocilla reúne entre sus lectores a todos tipo de gente, desde catedráticos de universidad a amas de casa, desde gente de 80 años, a gente de 20 años. Personalmente, creo que son novelas exigentes, aunque se leen fácilmente; es decir, para llegar a pillar todo lo que hay en ellas hace falta tener muchas y variadas inquietudes y una formación, y una intuición poética también, pero lo bueno es que, si no ocurre eso, también puedes disfrutarlas, a otros niveles, por eso no maltratan al lector y por eso son de amplio espectro de lectores. Ahora bien, si me preguntas la fórmula para hacer eso, pues ni idea, no creo que haya una fórmula. Yo escribí tal cual pienso y soy, sin cortarme para nada, arriesgando todo en el plano estético, y me salió eso. Nada más.
El Proyecto Nocilla llega a su última parada y supongo que se cierra también una etapa literaria. A corto plazo, ¿se decanta más por la narrativa o por la vuelta a sus orígenes poéticos? Estoy trabajando en poesía, en efecto. Pero nunca programo nada de esto, porque esas cosas no se calculan, un día se te aparece una idea y te domina y te pones a escribir, y la idea tira de ti, y eso es que es buena, cuando tú casi no puedes seguirla.
¿Qué ventajas cree que le aporta el hecho de ser un hombre de ciencia a la hora de escribir? En pocas palabras: si no fuera por mi formación en ciencias, no podría haber escrito así, no podría haber hecho esto. En las ciencias, para mí, hay mucha poesía.
Cómo, cuándo y dónde escribe Agustín Fernández Mallo. En cualquier parte, donde me pille. No tengo manías. Cuando estás emocionado con una idea, el lugar para escribir es lo de menos. Ya cuando repasas un libro, etc, pues lógicamente prefiero estar en un lugar cómodo, pero puede ser cualquiera. Aunque haya obras en la calle o en la casa de al lado, no me molestan. Eso sí, la música…no puedo escribir si hay música que me gusta porque me despista.