La mujer se llama Nadezha, aunque familiarmente le llaman Nadia. Tiene 20 años y acaba de conoce al escritor en un nightclub de
Kiev. Estamos en el año 1919 y la familia de la joven se ha trasladado a la
capital ucraniana por el trabajo del padre y por las posibilidades culturales
que ofrece la gran ciudad. Nadia ha estudiado arte y proyecta escribir su tesis
doctoral. Pero todo se para por las consecuencias no deseadas venidas de la
Revolución de Octubre. La dura represión soviética les obliga a frenar su
creación: ella guardará su tesis en el cajón de un escritorio y él no escribirá
ningún verso que directamente o por interpretación pueda comprometerle
políticamente. Ambos idearán un método para que su poesía no se pierda: se la
recitarán el uno al otro y se la aprenderán de memoria.