[un muerto, una huída, un baúl

La chica saboreaba sin saberlo carne de las yemas de sus propios dedos. No se había dado cuenta de que las uñas antes moradas y limadas habían desaparecido. Mejor dicho, no se percataba de que durante esta media hora de inocente interrogatorio había estado comiendo uña con esmalte barato. El policía, de voz ronca y aliento barítimo, no paraba de dar vueltas alrededor del baúl donde estaba el cadáver. A priori, sus atributos poco femeninos y la relación profesional que les unía le libraban de ser sospechosa de la desaparición de Guy, y la policía la interrogaba, según le habían dicho, para corroborar las sospechas de que el arquitecto había sido victima de un lío de faldas o de un negocio turbio. Sin embargo, Annie estaba nerviosa ante de la posibilidad de que su vecino mirón, el de la silla de ruedas, hubiera visto algo y llamado a la policía. Mientras el inspector hacia conjeturas sobre los últimos pasos de Guy, Annie pensaba en “Scottie”, su amante favorito, en lo fácil que había sido clavarle un punzón de hielo en el pecho y en lo difícil que había sido hacerlo contorsionista para meterlo dentro del baúl sobre el que ahora se sentaba el inspector de policía. Mientras pasaban los minutos, Annie decidió que, ya que su jefe había decidido hacer una de sus escapaditas de duración indefinida , pasaría por la oficina para coger algo de efectivo de la caja fuerte. Después, arrancar el coche, cargar el depósito y buscar un hostal de carretera donde pasar la noche. En la montaña. O cerca de un lago. Daba lo mismo. Lo importante era perderse. Quien sabe, quizá en un lugar así, apartada completamente del mundo, escuchando únicamente el ruido de los pájaros, podría encontrar la paz.

Hoy 29 de Abril se cumplen 30 años de la muerte de Alfred Hitchcock, genio del suspense, del cine y de las formas de narrar.

[oxígeno (Gas Ciudad, de Abelardo Muñoz)

Gas Ciudad es oxígeno. Oxígeno por lo claro. Por lo transparente. Por la ausencia de contaminación literaria. Oxigenadas las historias de Abelardo Muñoz porque nos llegan susurradas tras una fina capa de humo que los chicos de Editorial Cocó han soplado con acierto en la contraportada del libro. Oxigenada la lectura porque el autor no huye de la jerga y el lenguaje comúnmente llamado común y que algunas tanto agradecemos cuando nos enfrentamos a las páginas impresas…

Decimos que leer Gas Ciudad nos oxigena porque no nos rasgamos las vestiduras por los yonquis y camellos politoxicómanos, por las putas que quieren pillar polvo turco, por las pijas que fuman crack entre filete y filete de roast beef, por los teléfonos mojados de esperma o porque un carnicero sodomice a Marta. El retrato de la nueva Valencia sumergida que nos regala Abelardo Muñoz oxigena por lo genuino, porque es de la tierra, como los melones de nuestros campos, como ese conocido anónimo con el que te encuentras en la Estación del Norte, como la calle de La Paz, como Benimaclet, como Ruzafa y como todas las calles y personas pisoteadas desde la Malvarrosa hasta Velluters.

Abelardo Muñoz recorre con este libro de relatos los últimos veinte años de la Valencia que se esconde tras el telón de la “normalidad", en el submundo más cotidiano. Lo hace sin dejar cojas las descripciones y sin omitir las referencias artísticas, literarias y cinematográficas que enriquecen sus historias. Lo hace sin quedarse en lo fácil. Lo hace deleitándonos con visiones apenas cocidas sobre el maltrato, el asesinato, la desesperación y lo complicado de caminar por los bordes del abismo en una suerte de denuncia al estilo crudívoro: se empapa de la realidad cruda y luego te la sirve en bandeja. Y él se encarga de poner la carne.

Gas Ciudad también dibuja mujeres, dones que, queriéndolo o no, acaban dotando de personalidad propia a los relatos. Son mujeres de todas las razas y formas, encontradas y perdidas, puras y descarriadas, supervivientes y “matadas”. Se pinta igual a las que observan como doña Cósima, a las que actúan como Rosa o a las que lloran como Vicenta. Unos retratos de mujeres también en crudo que, me gustaría resaltar, se agradecen desde este lado femenino.

Para ser sincera he de decir que Gas Ciudad me ha gustado y, en mi opinión, es mucho menos depravado y mucho más poético de lo que me esperaba, si es que acaso la soledad, el maltrato, la prostitución o las drogas no son entes depravados y poéticos por sí mismos.

Gas Ciudad, de Abelardo Muñoz
Editorial Cocó, Abril de 2010
Serie Wendigo
122 p, 12 euros
Imagen: portada de "Gas Ciudad" (Editorial Cocó)


[SUICÍDAME: el concurso donde la muerte es un premio

Susan D es una tejana de rimel corrido sin sueños… El ingeniero es un psicópata que mata por amor…Néstor (Víctor y Ernesto) intentan sortear a la muerte escapando de una vida que les condena a vivir unidos… Joao Da Silva se muere por una obsesión… Paula (Deathea) ansía con ilusión el día de su muerte… Alisha es una madre que quiere reunirse con su hijo kamikaze…


¿Quién de todos merece morir?

SUICÍDAME es el único reality donde tú eliges quien merece como premio la muerte. Entra en http://www.youtube.com/watch?v=-iO2tFAmpbc para ver las presentaciones de nuestros concursantes. Conoce sus historias, sus miedos, los motivos que les llevan a la muerte y vota por tu candidato para morir. Recuerda que en SUICÍDAME la muerte es casi un juego…




PD: SUICÍDAME es el primer reality/Web/novela de la historia.
      SUICÍDAME es una idea/travesura original del grupo grunge literario Hotel Postmoderno.


http://www.suicidame.es/
http://www.facebook.com/#!/hotelpostmoderno?ref=ts
www.vulture.es

[a dos brazadas de profundidad


Ayer 20 de Abril se cumplían 20 años del afamado éxito musical de los Celtas Cortos…y hoy 21 de Abril de 2010 se cumplen cien años del fallecimiento de Samuel Langhorne Clemens uno de los escritores más grandes de la literatura universal. ¿Qué no sabes quien es este tal Samuel? Normal, todo el mundo le conoce por su pseudónimo, no por su nombre… ¿y si te digo que hoy se cumple el centenario de la muerte de Mark Twain? Ahora si…!!Eureka!!

Mark Twain nació en Missouri y de su mente nacieron personajes como Tom Sawyer y Huckleberry Finn. Muchos dicen que es el Dickens norteamericano, aunque eso es solo una opinión muy plagiada y compartida... Lo que si sabemos de Twain es que fue periodista, viajero, nostálgico de su tierra natal, humorista, soldado de la Confederación y minero en las minas de plata de Nevada. También sabemos que fue piloto de barco a vapor y piloto fluvial, y que precisamente gracias a esto último nació su nombre literario, que literalmente quiere decir “a dos brazadas de profundidad”, que literalmente es el calado mínimo necesario para la buena navegación, dicen en Mississippi. Algunas de las frases de Twain han hecho historia, como su nombre y su whisky XXX, como la que reza que “el hombre es el único animal que come sin tener hambre, bebe sin tener sed y habla sin tener nada que decir”.

Con motivo del centenario de la muerte de Mark Twain la editorial Ediciones del Viento ha reeditado "Guía para viajeros inocentes". El libro tiene su historia porque en 1867 Twain embarcó junto a un grupo de turistas y peregrinos al que fue el primer crucero turístico que procedente del Nuevo Mundo hizo escala en los escenarios clásicos del Mediterráneo. Las crónicas de esta “Excursión a Tierra Santa, Egipto, Crimea, Grecia y lugares de interés intermedios” fueron enviadas por Twain al diario Alta California. Gracias a ellas, Mark Twain sigue siendo considerado como uno de los escritores de viajes más importantes de la literatura mundial.

















[desparásito

Empieza por arriba porque cree que es lo más lógico. Abre el embalaje de farmacia, saca el pequeño instrumento y se lo pasa por la cabeza. El roce del metal con el cuero cabelludo hace que el vello de los brazos se le erice y que su espalda se desvertebre alimentando un grado mínimo pero audaz de placer. Mientras el despiojador hace su tarea, le vienen a la cabeza las palabras de un escritor que afirmaba que aunque los peines no eran especialmente amigos de los crímenes, su morfología y estructura los emparentaba con algunos artilugios de tortura y desgarramiento de piel clásicos. No siente nada al reafirmar las palabras de aquel hombre cuando ve el peine en su mano ni al reconocer el ritual que acaba de comenzar. En su caso, el dolor y el placer siempre han ido de la mano y ahora, sin fuerzas y sin ropa frente al espejo, la tortura es sólo una probabilidad lejana muy poco desagradable, tan poco desagradable como hacer macramé con jirones de su propia piel. Sólo piensa en su madre y en cómo se abandonaron con el paso del tiempo. Y eso sí que le pinza la boca del estómago. Una vez en la ducha, la líbido le lleva a recrearse en la piedra pómez arañando su brazo, arando la epidermis como si fuera tierra húmeda. Sin embargo, la mano y la razón la arrastran hacia un gel exfoliante inundado de partículas minerales, algo mucho más inofensivo y menos abrasivo para su cuerpo, por desgracia. Al salir, los pies resbaladizos se colocan sobre con los una vieja manta naranja y ella se seca con una toalla blanca que enseguida cae al suelo mojada, pesada, compacta. Se corta las uñas y se rasura el pubis. La toalla se llena de restos durante el proceso.

La idea de desparasitarse le había venido después de soñar con un candirú que, atraído por el olor de la orina, había encontrado su orificio anal y se había introducido en su cuerpo convirtiéndola en una huésped para siempre. El pez vampiro actúa así de directo, chupando la sangre de los humanos desde lo más oscuro de su ser, o eso al menos le había contado semanas antes un charlatán del Amazonas. Lo primero que hizo al despertar de su pesadilla fue preparar una maleta y marcharse a la montaña. Dejó a Lola durmiendo la borrachera y le explicó en una breve nota su rechazo a todo aquello que trofiaba su vida. Luego mandó un e-mail a su jefe y llevó a Matt a casa de una antigua amiga. Después canceló las cuentas del banco, desconectó el teléfono móvil y dejó su alianza en la repisa de una ventana, como esperando que alguien la encontrara y relevara su turno. Cuando estaba a más de setecientos metros de altura, tiró las llaves del coche en el lago y entró a la cabaña en la que había visto a su madre por última vez.

De nuevo frente al espejo, en un cuarto sin ventanas, la mujer sigue desnuda. Hay vapor y la luz artificial apenas tiene potencia, amarilleando el aire. Algunas gotas caen con sigilo entre los pechos de la mujer, dibujan su cuello, su ombligo, saborean su cintura. La larga melena de antaño es ahora masculina y está llena de trasquilones caseros. Su aspecto, a pesar de todo, le gusta más que nunca. Completamente alejada del mundo, la soledad ya la ha convertido en un desparásito, en un ser desvinculado de la vida, adherido a la nada, comprometido con el aire. Un desparásito que busca desintoxicarse y que tiene claro que el suyo es un estado larvático, crisálido, pupáreo. Pasajero. Mutable a corto plazo. Cambiante como cualquier otro estado del ciclo vital excepto la muerte. La mujer ahora cierra los ojos y se imagina a sí misma abriéndose el pecho y arrancándose la vida, estrujándo su corazón, que se abre y se cierra continuamente como una esponja que escupe sangre. Un corazón que es enorme, un corazón que es el parásito más grande de los que han marcado su existencia. Un corazón que ella no eligió y que se instaló pronto en su cuerpo guiándo todos los pasos de su vida hasta aquel momento. Un corazón que mañana, con el Sol, habrá dejado de latir en un cuerpo limpio y desparasitado, totalmente purificado, enjabonado por el aire y sólo. Completamente sólo. Completamente vacío. Vacío y rodeado de cipreses en una montaña. Lejos del mar.


[la mecánica del corazón, de mathias malzieu

Edimburgo, 16 de Abril de 1874. Hace casi 136 años. La noche más fría de la historia. Jack nace en una Escocia helada y su corazón es muy débil. El frío termina por quebrarlo. El pequeño órgano ahora inservible es reemplazado por un reloj que marcará el tic-tac del resto de sus días. No tocar las agujas. Dominar la cólera. No enamorse jamás. Tres normas básicas para que la mecánica del corazón siga funcionando. La Mecánica del Corazón no es un cuento. Es una gran metáfora, una fábula con final imprevisible que nos habla del amor en forma de cuento infantil. El amor como lo mejor y lo peor que se cruza en tu camino. El amor como esperanza. El amor como búsqueda. El amor que te persigue. El amor que tú persigues. El odio, la ira, la felicidad, el estado de vigilia, la aventura, la tristeza, la soledad, la pérdida, el calor,...y todos los sentimimientos que el amor, por presencia o ausencia puede provocar en una persona, es decir, TODOS los sentimientos del mundo.



Un trovador. Mathias Malzieu es un trovador. Mathias Malzieu es cantante. Es poeta. Es escritor. Cuenta cuentos. Y alcanzó la fama en su país (Francia) gracias al grupo de pop Dionisos. En 2008 alcanzó la fama literaria en su país natal gracias a “La mecánica del corazón”. Lo mejor del libro: frases mágicas de las que apuntas en una libretita. Lo peor: que es capaz de descubrir la volubilidad real de nuestros corazones humanos. Dicen que Luc Besson ya ha comprado los derechos cinematográficos de la novela. Acierto o no, podemos hacer una pequeño comentario al respecto: desde que leí la novela imaginé la historia de Jack y Acacia dibujada por Tim Burton.

“Esta noche he decidido ensayar un experimento para que se quede en mi cama. Bloquearé las agujas para detener el tiempo. Pondré el mundo en marcha solo si ella me lo pide. Madeleine debía prohibirme que las tocara porque temía que interviniera en el curso del tiempo. Si Cenicienta hubiese tenido un reloj en el corazón, habría parado el curso de las horas a las doce menos un minuto y se habría pasado toda la vida divirtiéndose en el baile”.

“La Mecánica del Corazón” de Mathies Malzieu, 2007.

[jane auer (jane bowles)

Jane Bowles está de actualidad porque han inaugurado en Málaga una exposición con algunos retratos y fotografias de ella con su marido, el también escritor Paul Bowles. Según muchos, la trayectoria artística de ambos estuvo marcada por sus fuertes personalidades, algo que les permitió dibujar su propia trayectoria fuera de las modas y las tendencias de aquel momento. Pese a haber escrito únicamente dos obras- Dos damas muy serias y Los placerres sencillos-, en la actualidad la escritora estadounidense está considerada como una de las autoras de culto del siglo XX. Todo lo contrario que cuando la obra fue escrita y publicada, un pequeño escándalo debido a la bisexualidad declarada de la autora y a la promiscuidad de las dos mujeres protagonsitas de su primera novela. Una muerte prematura y una sociedad que aún no estaba preparada para albergar este gran talento femenino no le permitieron disfrutar en vida de los halagos que hoy en día reseñan su obra...Eso sí, algunos de sus contemporáneos ya la citaban como una de las más grandes escritoras de todos los tiempos, entre ellos Truman Capote y Tennesse Williams.




Resumen:
Esta novela relata el paradójico itinerario de dos mujeres muy diferentes en busca de su independencia, de su autenticidad. Christina Goering, de familia distinguida, rica, solterona y con tendencias místicas, busca su salvación luchando contra la naturaleza, es decir, forzándose a aventuras con desconocidos. Paralelamente a este destino ejemplar, Frieda Copperfield, dispuesta a lograr su felicidad terrenal a cualquier precio, abandona a su marido y su existencia convencional en el curso de un viaje por Centroamérica y se pone a vivir con una joven prostituta panameña.

Este doble itinerario “a tumba abierta”, flanqueado por los abismos de la soledad y la autodestrucción, está tratado, sin embargo, con un ingenio puntiagudo, un traicionero sentido del humor, una comicidad granguiñolesca. Los personajes son gloriosamente impredecibles, excéntricos, alejados de toda lógica de normalidad social.




“Jane Bowles, esta leyenda moderna… una de las más originales y puras estilistas.” (Truman Capote)
“Un hito en la literatura americana del siglo XX.” (Alan Sillitoe)
“Mi libro favorito. Para mí no hay otra novela moderna susceptible de convertirse en un clásico.” (Tennessee Williams)

[releyendo a Cortázar

Con motivo de una reciente entrevista con la escritora Yolanda París, autora del libro de relatos “Algunas Historias de Amor”, me sumergí en las calles de la capital francesa para seguir una vez más los pasos de la Maga. Ya lo había hecho algunas semanas antes, mientras se gestaba el editorial de marzo de VULTURE. En todo caso, me reencontré con Cortázar. Os dejo aquí, copiado textualmente, el capítulo siete de esta novela, probablemente, uno de los fragmentos más bonitos con los que me he tropezado hasta ahora.

“Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera, y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer cada vez la boca que deseo, la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara, y que por un azar que no busco comprender coincide exactamente con tu boca que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja.

Me miras, de cerca me miras, cada vez más cerca y entonces jugamos al cíclope, nos miramos cada vez más cerca y los ojos se agrandan, se acercan entre sí, se superponen y los cíclopes se miran, respirando confundidos, las bocas se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose con los labios, apoyando apenas la lengua en los dientes, jugando en sus recintos donde un aire pesado va y vienen con un perfume viejo y un silencio. Entonces mis manos buscan hundirse en tu pelo, acariciar lentamente la profundidad de tu pelo mientras nos besamos como si tuviéramos la boca llena de flores o de peces, de movimientos vivos, de fragancia oscura, Y si nos mordemos el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un breve y terrible absorver simultáneo del aliento, esa instántanca muerte es bella. Y hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura, y yo te siento temblar junto a mí como una luna en el agua”.


Rayuela, Julio Cortázar, 1984.